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Un idilio entre el arte y la arquitectura: el IFAC

Hay encuentros entre personas que te llenan de electricidad. Cruces de caminos breves e intensos, cargados de magnetismo, de pensamientos compartidos, y de ideas bellas. Pequeñas conexiones inesperadas, fugaces, con fecha de caducidad, y que sin embargo quedan mucho tiempo en la memoria.

A veces, los cruces de caminos no se dan entre personas, sino entre artes, oficios, habilidades, experiencias. La inevitable atracción entre el arte y la arquitectura es una de ellas. Misceláneas explosivas, romances borrachos de imaginación.

Y, muy pocas veces, ocurren ambas cosas a la vez. Y, entonces, sólo puedes esperar a que vuelva a suceder.

Se llama IFAC, y es el International Festival of Art and Construction. Esta celebración de diez días reúne cada año a más de 300 personas de todo el planeta en algún área rural del mapa europeo: almas inquietas, llenas de libertad creativa. He tenido la infinita suerte de ser una de esas 300, y por eso quiero contar cómo es IFAC, desde su apasionante interior.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

IFAC nació el 2012 en España, iniciativa de de Alejandro Cano, Jaime Martínez y Gonzalo Berrazueta, tres estudiantes de arquitectura de la ETSAM, tres amigos preocupados por el papel de las escuelas de arquitectura en la formación de profesionales, y de la arquitectura en la creación de nuevos mundos.

Buscando generar un espacio de debate + práctica de la arquitectura y las artes,  y superando las limitaciones de la formación académica casi exclusivamente teórica, unidireccional, y con estrategias de aprendizaje desinfectadas, IFAC comenzó a construir un auténtico proyecto de investigación en red, de participación y enriquecimiento colectivo.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Pero hablar de participación y colectividad en relación al arte y la arquitectura, hoy en día, no es muy original. Esta suerte de no-originalidad nos dibuja un panorama especialmente rico y atrayente. Pero, ¿cómo se suelen llevar a cabo?

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Normalmente se trabaja desde lo local, regional, o a lo sumo nacional: multitud de grupos como colectivos, asociaciones o artistas se desplazan por el mapa de aquí a allá realizando intervenciones concretas e incentivando la participación local. ¿Qué ocurre si el ejercicio es a la inversa, si en vez de partir de un agente que se desplaza por diferentes puntos, movilizamos a todos los agentes dispersos a un único punto? Lo que sucede es una explosión, una reacción química que conecta a unos y a otros.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

El objeto de deseo era destinar ese espacio a jóvenes arquitectos y artistas, estudiantes y profesionales tan diversos como personalidades hay en el mundo, una estrategia horizontal de creación y experimentación, liberado de las cargas académicas y pretensiones intelectuales, destinado a repensar estrategias para un futuro sostenible.

Y así se hizo: con la mirada puesta en los medios rurales, analizando el papel que estos habían jugado hasta ahora (tipologías populares, relaciones sociales equilibradas, consumo medido, y coherencia cultural) pero siendo conscientes de la contemporaneidad y de las posibilidades tecnológicas actuales.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

«Lo rural” se debate hoy entre dos polos. Por una parte, es un espacio de ficción sobre el que la pretendida sociedad urbana proyecta la ilusión de su pasado, convirtiéndolo en un bodegón, en museo, en nicho de mercado. Y por otro lado, se observa como un residuo en la conquista de la modernidad, dentro de “la moral occidental del triunfo”, que condena al fracaso del medio rural que quiere seguir siendo rural. Esta dicotomía es el marco teórico en el que el IFAC plantea los interrogantes», cuentan en su proyecto los creadores del festival.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Involucrar a los diferentes agentes y esferas del arte y la arquitectura (estudiantes, colectivos, profesionales, población local, etc) en un encuentro que experimenta y cuestiona in situ a través de talleres, workshops, exposiciones y charlas teóricas, el papel contemporáneo del mundo rural lejos de una visión paternalista, y el papel del arte y la arquitectura como herramienta de transformación positiva. El objeto y estrategia del International Festival of Art and Construction estaban completos, con una unidad coherente, heterogénea y rica.

Bien. Esa es la teoría. Suena muy bien. Pero, ¿qué ocurre en la práctica?

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Conozco IFAC a través de las redes desde su primera edición. Durante tres años, el pueblo medieval de Covarrubias (Burgos, España), de menos de 600 habitantes, había acogido el evento. A pesar de estar geográficamente cerca, las circunstancias me impidieron saciar mi curiosidad, muy atraída por tan sugerente planteamiento base.

En esta cuarta edición #IFAC2015, España le pasó el relevo a Holanda como desarrolladores evento. El nuevo equipo organizador, formado por Stijn Dries, Pim Boomgaard, Simme Bruinsma y Nanne Brouwer, centró el encuentro en una ecoaldea en la costa oeste (Ecodorp) junto al pueblo de Bergen. Un lugar donde es posible vivir con un consumo neto de energía  nulo; un antiguo aeropuerto holandés, tomado por el ejército alemán durante la Guerra Mundial, y parte de numerosas intrigas con Rusia durante la Guerra Fría. Una vasta extensión de terreno marcada por capas de historia y huellas arquitectónicas, y un suelo muy caro hoy en día, que por un giro del destino cayó en manos de Ecodorp, y no de codiciosos especuladores.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
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El festival iba tomando forma cada año. No podría dejarlo pasar más. Había que conocerlo en persona.

Meses antes de la celebración es el call for proposals para ser tutor de uno de los 30 workshops que tienen lugar a lo largo de los 10 días de festival. Cualquier persona con una idea puede participar, sin restricciones de currículum vitae ni cartas de motivación (o recomendación). Los talleres suponen la columna vertebral del evento, el eje de todo intercambio de actividad, y se organizan en una serie de categorías básicas:

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

– Constructivos. Investigan las posiblilidades de las técnicas tradicionales low-energy.

– Prototipologias arquitectónicas, de mobiliario e intervenciones efímeras relacionadas con la autosuficiencia de recursos.

– Artes plásticas, escénicas o audiovisuales. Talleres experimentales, intervenciones artísticas y performance, combinando formatos artísticos y actuando sobre el espacio público.

Teóricos: Tratando diversos temas relacionados con las identidades locales y el papel contemporáneo del entorno Rural.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Así, presentamos una propuesta, nos seleccionaron, y comenzamos a preparar el viaje rumbo norte con el diseño de nuestro prototipo experimental. A pesar de conocer perfectamente la filosofía de participación horizontal, nuestra mente académica seguía demasiado influenciada por procesos, estructuras y jerarquías rígidas.

Calculamos perfectamente los materiales a usar, costes, tiempos, revisamos cómo adaptar todo ello al lejano país al que íbamos, pensamos cuántos participantes podría tener nuestro workshop, y cómo dividir el tiempo y fases equitativamente entre ellos, y, por supuesto, tratamos paso a paso con la organización. De alguna manera, seguíamos autoimponiéndonos unas divisiones organización – tutores – participantes, una presión por cumplir expectativas, y una desconexión total con el lugar y los sentimientos que nos pudiera suscitar. Es decir, teníamos un proyecto totalmente finalizado antes incluso de realizarse.

Al llegar, esas estructura rígidas caen por su propio peso. Contactas con el lugar y las personas tras los emails y los posters. Los prototipos deben reconocer ese locus, los materiales se tienen que adaptar a la disponibilidad y el diseño a sus participantes.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

El lugar y las personas son indisolubles. Éste cuenta toda una aventura histórica que la persona asimila, igual que en una mirada profunda se leen mil historias sin necesidad de intercambiar palabras. El pueblo, la ecoaldea, los bunkers de la guerra, los hangares del antiguo aeropuerto… todo son capas, y el proceso de transformación del lugar se palpa, igual que se palpa la propia transformación de cada uno de los asistentes. Entonces, toda la percepción cambia. Comprendes que ninguna construcción tiene sentido sin esa asimilación, ni ningún proceso sin las personas. Así, si el primer paso de todo affaire es la curiosidad por alguien, el segundo es sin duda la conexión instantánea.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Pero todo eso ya lo sabía IFAC. IFAC incita a través de un ambiente lúdico, partiendo de la reflexión y acción, catalizadas a través de la alegría, el entusiasmo, y la diversión. Y es que ningún aprendizaje es aprehendido si no hay una vinculación emocional. Es entonces cuando entiendes por qué es un festival y no un congreso, por qué es una celebración y no un simposio, por qué el complemento a los workshops es una fiesta y no una mesa redonda.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

«Entre estas posibilidades escogimos festival porque no nos interesan los bordes que determinan donde empieza o termina la pedagogía, la teoría, la práctica o el ambiente festivo. […] La intención no era separar aún más estas esferas, sino integrarlas bajo una perspectiva holística». [Entrevista en Mimbrea].

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Las actividades están abiertas a la participación en todas las fases, desde el diseño a la ejecución, los asistentes rotan de una a otra acabando con las imposiciones o restricciones. De repente, proyectos y personas se atraen irremediablemente y se hibridan. Los materiales se improvisan y las tipologías se repiensan, apareciendo revisiones a tu propio diseño que no esperabas: construcciones espontáneas, fruto de muchas mentes y muchas manos. Pasión, química, energía, interacción e ilusión. Un aventura.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Es curioso que un festival efervescente y lleno de personas de todo el mundo, pueda generar un ambiente tan próximo. La relación que se gesta en un espacio como éste, relativamente aislado, crea una intimidad casi familiar. A pesar de haber centenares de asistentes, no se despersonaliza ninguna actividad conviertiéndose en algo masivo. Lo cercano es parte intrínseca de la idiosincrasia del encuentro, es base en el desarrollo de las actividades, y tangible en los procesos y resultados.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Igual que en una familia, cada asistente al festival, desde la organización, los tutores, o los propios participantes, tiene un rol, y no es más importante uno que otro. De hecho, hasta la propia financiación del festival funciona en gran parte de ese modo. Cada aporte de cada asistente (entradas, comida, bebida, compras, etc) supone una microfinanciación (al igual que un crowdfunding) que se reinvierte inmediatamente en herramientas, materiales, suministro energético, y cualquier otro hecho necesario para la realización del mismo. Incluso los propios espacios en los que se desarrollarán las actividades (escenarios, área de acampada, bar, pub, zona recreativa, etcétera) son construidos previamente por todos aquellos que quieran participar.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Igual que en una familia, existe una economía y funciones repartidas, una estructura que experimenta e improvisa, que sobrevive y que se desarrolla, que enseña y aprende, que asimila a través de los sentimientos, y se perpetúa. IFAC sólo es posible en el momento que cada persona adopta un rol, que alimenta a todos los demás, y produce sinergia.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Con todo esto, se puede resumir que IFAC no es un Festival Internacional de Arte y Construcción que busque una obra final, un resultado que mostrar en una foto maquillada e inerte: IFAC trata de procesos. IFAC no pretende un aprendizaje donde se premie no equivocarse y obtener una calificación perfecta, y sin embargo supone  una didáctica intensa y eficaz, social y emocional. Al  final, IFAC es una sola cosa, aunque lo dividan en acciones (#LearnBuildParticipate), aunque su eslogan sea «10 días, 30 workshops, 300 participantes».

Al finalizar, una oleada de buenas ideas, proyectos e ilusiones brotan sin parar, y te acompañan de manera perpetua en tu día a día.  Ya sólo queda esperar un año para una edición más, superando el síndrome del viajero, ese trastorno que dice afectar a personas especialmente sensibles, cuando en un breve periodo de tiempo, experimentan una especie de sobredosis de belleza artística. Sin embargo, en este Síndrome de Stendhal post-IFAC,  la mayor belleza no es la obra en sí, sino todo (y todos) lo que ha llevado a ella.

© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015
© Ana Asensio Rodríguez #IFAC2015

Texto y fotografía: Ana Asensio Rodríguez / Escrito originalmente para Plataforma Arquitectura / Cita: Asensio, Ana: Un idilio entre el arte y la arquitectura: el IFAC / Fecha: 18 oct 2015 / Links de interés: Web: http://ifac.me/  Facebook: https://www.facebook.com/Ifac-249449968424123 / Agradecimientos: Un gran ‘gracias’ a Stijn Dries, Pim Boomgaard, Simme Bruinsma y Nanne Brouwer, por habernos dado la oportunidad de sumar esta experiencia a nuestras vidas.

Ana Asensio Rodríguez

Ana Asensio (Almería,1986). Arquitecta formada entre Granada, Venecia, Londres, Santiago de Chile y Madrid. Especializada en memoria y arquitectura popular (Beca Iniciación a la Investigación, UGR, 2015), y Habitabilidad Básica para Asentamientos Humanos Precarios (Postgrado UPM, 2017), desarrolla su actividad a través de la investigación, el documentalismo, la acción cultural y la práctica arquitectónica, especialmente centrada en los cruces de caminos entre el conocimiento popular, la cultura contemporánea, los derechos humanos y el hábitat rural. Su trayectoria profesional está íntimamente ligada a los contextos africano y latinoamericano.