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Gentrificación / Colonización de clase

Seguro que en tu ciudad existe un barrio tradicionalmente obrero, con edificios antiguos de dos o tres pisos y fachada sucia, en el que seguramente queden restos de tiempos pasados, como tiendas de ultramarinos o bares donde los pinchos aún están en bandejas sobre la barra sin ninguna protección. Suele estar cerca del centro, y, de un día para otro, esa zona se pone de moda.

Lo que hace unos años era un punto negro en la trama urbana de la ciudad, se ha reconvertido en un foco creativo que atrae a locales y turistas por igual. Es lo que conocemos como gentrificación.

Ha pasado ya más de medio siglo desde que este término fuera introducido por primera vez por la geógrafa y urbanista Ruth Glass en la década de los años ’60. Aplicado en sus inicios a la compra de vivienda por la clase media-alta en barrios tradicionalmente desfavorecidos del East End de Londres, se ha afianzado como un concepto comúnmente aceptado dentro del vocabulario popular.

Pero, ¿qué significa realmente gentrificación?

http://www.parallel-play.com/

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Liberemos la ciudad. Construyamos la ciudad / Reflexiones sobre La Ciudad Cautiva

Situémonos en un desierto atemporal. Las altas dunas incitan al ojo humano a mirar al cielo, a un abismo azul cuya sola contemplación produce náuseas de vértigo. En la vastedad, un proscrito traza una senda mientras arrastra sus pies. ¿Hacia dónde? Pues no huye, no escapa hacia un rígido ideal. “Tarde o temprano querría volver a escapar de él”, se repite a sí mismo. No. El proscrito medita, mientras contempla las dos franjas del horizonte, sin saber bien a cuál de ellas apunta la brújula. En un último aliento, clava las rodillas en la arena con los brazos extendidos hacia el cielo. Quiere fundirse en el azul, quiere conocer, pretende llegar a integrar las dos inmensidades. Mientras se siente engullir por la arena, unas alas invisibles lo elevan. El triunfo de una parte, de la nada que se abre a su paso, supondría un verdadero infierno. El triunfo del cielo, de ese todo que le queda por alcanzar y que no consigue siquiera rozar, por más que contorsione los dedos hacia arriba, supondría su aniquilación como ser humano.

El sol comenzó a ponerse, como si por un instante pareciera aunar una realidad con la otra, un cielo y un infierno, tintándolo todo del color del fuego. El proscrito quiso ser ese fuego, quiso hacerlo para él, y a partir de ahí, llegar a integrar las distintas partes, las dos franjas que se abrían ante sus ojos y en su interior. Retornado a sí mismo, decidió crear un mundo para él, un mundo donde él fuera la medida. Y, en mitad del abismo, Caín fundó la ciudad de Enoc…

Sólo ellos aúnan el cielo y la tierra. © Gemma Manz

Un idilio entre el arte y la arquitectura: el IFAC

Hay encuentros entre personas que te llenan de electricidad. Cruces de caminos breves e intensos, cargados de magnetismo, de pensamientos compartidos, y de ideas bellas. Pequeñas conexiones inesperadas, fugaces, con fecha de caducidad, y que sin embargo quedan mucho tiempo en la memoria.

A veces, los cruces de caminos no se dan entre personas, sino entre artes, oficios, habilidades, experiencias. La inevitable atracción entre el arte y la arquitectura es una de ellas. Misceláneas explosivas, romances borrachos de imaginación.

Y, muy pocas veces, ocurren ambas cosas a la vez. Y, entonces, sólo puedes esperar a que vuelva a suceder.

Se llama IFAC, y es el International Festival of Art and Construction. Esta celebración de diez días reúne cada año a más de 300 personas de todo el planeta en algún área rural del mapa europeo: almas inquietas, llenas de libertad creativa. He tenido la infinita suerte de ser una de esas 300, y por eso quiero contar cómo es IFAC, desde su apasionante interior.

Y comprarse un edificio en Nueva York

No lo es, no es fácil apenas intentar crear algo hoy en día. Comenzar una actividad creativa obliga  a hacer adulteces (1) como decía Mafalda, llegando a olvidar a veces la esencia de qué hacer y por qué hacer. Tomando perspectiva y olvidando por un momento las adulteces a las que todos tenemos que responder, la idea de realizar un trabajo creativo es una iniciativa que muchas veces se ve truncada por la ausencia de medios, de un espacio, o de un canal de difusión. En el mundo actual, mediatizado y competitivo, apenas se distingue una buena idea de una que hace mucho ruido. Nuestro hábitat, nuestro tejido urbano, nuestra ciudad, es ese mundo en que las ideas surgen como pequeñas chispas.

La ciudad, sin embargo, es un tejido difuso. En los muchos intentos por analizarla, sistematizarla y descomponerla, las interacciones que se producen entre los diferentes parámetros de análisis recrean tantas relaciones y enlaces que no es posible tener un modelo limpio y aislado. Es una constelación tintineante y multicolor en la que pueden apreciarse dinámicas que ni siquiera son constantes en el tiempo.  Contemplando esta abstracción de ciudad, quizás es más bonito ver las luces, pero hay zonas apagadas, oscuras, que no siempre lo fueron.  Como escribía Rafael Alberti: “Dio su revés la luz. Y nació el negro” (2).

«Matadero» es magia

Sin proponérmelo, acabo volviendo al Matadero de Madrid cada poco tiempo. Es un espacio tan tranquilo y agradable que parece imposible que durante la mayor parte del siglo XX fuera un lugar donde mataban animales.

Aunque actualmente esté (lo que podríamos considerar) cerca del centro, cuando se empezó a construir el matadero de Luis Bellido a principios del siglo XX, estaba alejado de la capital. Con el tiempo fue siendo absorbido por la ciudad y ampliado con la Casa del Reloj y el Mercado Central de Frutas y Hortalizas. Cuando las instalaciones empezaron a quedarse obsoletas, en la segunda mitad del siglo XX, mutaron los usos de ciertas zonas: se transformó la Casa del Reloj en sede administrativa y una de las naves en espacio para actividades socioculturales; además, algunos establos pasaron a ser sede del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza. Curiosamente, las actividades de ballet y de danza han seguido funcionando hasta hoy, aunque en 1996 se cerrara definitivamente el espacio dedicado a matadero. Por fin, el conjunto de edificios se calificó como bien catalogado en el último Plan General de Ordenación Urbana de Madrid.

Un grupo de edificios tan palpitante no podía quedar cerrado o como un simple objeto que admirar. El Matadero volvió así a abrir al público en 2007 con el primer espacio del conjunto destinado a actividades culturales. Desde entonces, afortunadamente, se han ido reconvirtiendo espacios y naves paulatinamente, y aunque todavía quedan algunas zonas sin uso, ya está asentado como centro cultural alternativo.

El conjunto actúa como remate para Madrid Río por un lado y para el barrio de Legazpi por otro. Desde el parque, algo en sus ladrillos te llama a desviarte del camino: sigues tu instinto y vas encontrando edificios que te guían hacia la plaza central del Matadero.

¿Cómo hablan las ciudades?

Existe entre la arquitectura y la estética una inseparable relación, de creación y recreación sin fin, de modo tal que finalmente el mundo estético es también un paisaje. Las formas de las ciudades, su trazado, la topografía de su suelo, los edificios que en ellas se levantan, se muestran como agentes socialmente relevantes, a tal punto que son capaces de participar del proceso creativo que se lleva a cabo en el arte, la música, la literatura, etc.

La mayoría de las veces, dicha relación es asumida de forma inconsciente, a modo de una estructura que está tan arraigada en la ciudad y sus habitantes que estos no logran verla de forma detallada. Por una parte, con ello ignoramos cómo a cada trazado se sigue una forma de creación particular, dada por las sensibilidades e inquietudes que dichas líneas van despertando. Y por otra, olvidamos la capacidad de estos espacios materiales para meterse en nuestra vida, entrelazando el presente y el pasado, haciéndonos visible la vida misma a través de ellos.

Por eso si se quiere saber cómo y por qué se vive y se crea de tal forma, se hace indispensable hacer hablar a las ciudades, a sus fragmentos, calles, objetos, a cada rincón lleno de experiencias retenidas en las edificaciones, y por su puesto observar cómo dichos espacios condicionan dichas experiencias: Lo que acontece, las identidades y sus significaciones.