Top

La apropiación administrativa del movimiento Okupa: el antikraak holandés

(o cómo ofrecer una okupación legal) Okupar no es un hecho contemporáneo: existe desde que existe la propiedad privada. Espacios en desuso, abandonados o en standby, víctimas de crisis económicas o sociales, han sido siempre, clandestinamente, ocupados, respondiendo a la lógica de la imperiosa necesidad de supervivencia. Pero entender esta práctica como un hecho político, coordinado, revolucionario y reivindicativo, con proyecciones sobre el ente urbano, sí puede atribuirse al pasado siglo XX. El movimiento okupa es un fenómeno en vaivén en la ciudad occidental. Ligado a ciertas catarsis sociales o como síntoma de situaciones de inequidad, adquiere diferentes tintes según las épocas y los contextos. Poniendo el foco en Europa, el fenómeno encuentra sus orígenes en la contracultura de la Gran Bretaña de los años 60 a 70. De forma sucesiva, hippies y punkies comenzaron a asentarse en viviendas de propiedad pública inutilizadas, estancadas en el impasse político de la falta de fondos para su adecuación. Durante los años siguientes a...

(o cómo ofrecer una okupación...

Read More

Arte y arquitectura : Narrativa gráfica de arquitectura /Adrián García de 'AXXI'

Hay veces que uno tiene la suerte de haber conocido a alguien desde niño. De esa manera, sólo de esa, puedes mirar su esencia, la más arraigada, la más pura, esa que con el paso del tiempo no desaparece, aunque la sucesión de los años te lleve por caminos diferentes.

Hay personas que desde niñas han tenido una manera muy propia de mirar el mundo, de sobrevivir a él, de gritarlo y expresarlo. Esos gritos a veces vienen dados por un lápiz. Esas miradas a veces son la arquitectura.

Adrián M. García era mi compañero de colegio, cuando éramos tan pequeños que ni siquiera recuerdo la edad. Pero lo recuerdo agarrado a un lápiz y un papel, como un náufrago se agarraría a una hoja que guarda agua de lluvia. Yo también dibujaba, por el simple placer de mover la mano y ver los colores y las líneas enredándose en laberintos que se generaban sensualmente, segundo tras segundo, milímetro tras milímetro. Dibujaba sin pensar, mientras miraba los dibujos de Adrián, el niño que ‘también se distraía en el papel’. Él, sus dibujos, eran otra cosa. Él creaba mundos. Narraba historias.