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Problemas para ir al baño

En los países occidentales el acceso a un inodoro, un baño o una ducha es algo cotidiano. Si tenemos una urgencia o pasamos horas fuera de casa contamos con baños en restaurantes, oficinas, edificios públicos o centros comerciales. Allí los baños son espacios limpios que tienen instalaciones, saneamiento y agua corriente que nos permiten disfrutar de unos mínimos de salubridad, buen olor y condiciones de seguridad a través de una puerta y un pestillo.

Lamentablemente en otros muchos países no es así. Sabemos que 1 de cada 3 habitantes del planeta no dispone de condiciones adecuadas de saneamiento, acceso a un baño o agua corriente. Más de 2.500 millones de personas no cuentan con construcciones específicas o mínimamente dignas para esta necesidad diaria. Según el informe de Agua, Higiene y Salud de la OMS/UNICEF, 1100 millones de personas en el mundo tienen que practicar la defecación al aire libre al no tener acceso a un sistema de saneamiento (mejorado). No estamos hablando de una cuestión de simple comodidad, ya que este servicio básico es un tema tan importante que la ONU ha declarado que el Derecho al Agua Potable y Saneamiento sea un Derecho Humano Universal y que cuenta cada 19 de noviembre, con el Día Mundial del Inodoro para denunciar lo lejos que estamos de conseguirlo.

Amor y Arquitectura: Promenade

Caminaba, como solía hacerlo de un tiempo a esta parte, con la vista clavada en la punta de sus botas de piel negras y con paso ligero, alzando la mirada únicamente para responder de un modo casi automático a cualquier estímulo imprevisto o confirmar que todo permanecía tal y como lo recordaba la última vez. Sólo de este modo podía reparar de un modo preciso en que el tipo que vendía cartuchos de almendras continuaba en la misma esquina en la que está desde hace más de treinta años, o que la luz de esas horas de la tarde parecía conferirle al paramento de mampuesto de la iglesia de San Pablo una apariencia absolutamente atemporal, como si una de esas fotografías sepia que su abuelo atesoraba en aquella vieja lata se hubiese cristalizado en el tiempo y el espacio, observando en silencio el devenir de una ciudad que apenas era capaz ya de reconocerse.

PROMENADE2

Arquitecturas en papel / Londres, Oceanía

««Esto es Londres», pensó con una sensación vaga de disgusto; Londres, principal ciudad de la Franja aérea 1, que era a su vez la tercera de las provincias más pobladas de Oceanía. Trató de exprimirse de la memoria algún recuerdo infantil que le dijera si Londres había sido siempre así. ¿Hubo siempre estas vistas de decrépitas casas decimonónicas, con los costados revestidos de madera, las ventanas tapadas con cartón, los techos remendados con planchas de cinc acanalado y trozos sueltos de tapias de antiguos jardines? ¿Y los lugares bombardeados, cuyos restos de yeso y cemento revoloteaban pulverizados en el aire, y el césped amontonado, y los lugares donde las bombas habían abierto claros de mayor extensión y habían surgido en ellos sórdidas colonias de chozas de madera que parecían gallineros? Pero era inútil, no podía recordar: nada le quedaba de su infancia excepto una serie de cuadros brillantemente iluminados y sin fondo, que en su mayoría le resultaban ininteligibles».

Where is your playground?

Recuerdo con cariño el parque que estaba al lado de mi colegio, en la pequeña ciudad en la que crecí. En este parque había una zona con columpios de madera; el más concurrido era una gran tabla hincada la arena a 45º, con agujeros de diferentes formas y tamaños. Varias lamas de madera nos ayudaban para poder escalar la tabla.

Cada niño lo utilizaba a su antojo, pero jugábamos todos juntos: a ver quién llegaba a la esquina de la tabla que volaba sobre el suelo, a colgarnos boca-abajo desde los agujeros, al clásico pilla-pilla pero sobre la tabla (el que salía de la tabla perdía) … Sólo se dejaba de jugar para beber un poco de agua. Éste era el parque de los que vivíamos cerca del cole. Íbamos todas las tardes de la semana.

Arquitectura y educación. Parte I

Todavía recuerdo aquella primera clase de dibujo arquitectónico, cuando una profesora nos ordenó, como trabajo introductorio, dibujar un plano de nuestra casa en 10 minutos. «¡Un plano en 10  minutos!» Cara de perplejidad, cuanto menos.

Hasta ese momento, con mi mayoría de edad cumplida, sabía de una gran variedad de disciplinas y contaba con una inmensa cantidad de trabajos creativos a mis espaldas, en ocasiones frutos de mi imaginación, en ocasiones objetos que necesitaba. Pero, un plano… nunca me había parado a dibujar un plano. Y ahí estaba, bien cohibida por el hecho de que la primera vez que eso sucediera fuera a ser estudiando arquitectura.

Imposible olvidar la sensación de analfabetismo arquitectónico (que en su momento no supe identificar), que se repitió en la primera clase de proyectos, cuando, mientras el profesor explicaba el enunciado, en mi cerebro sólo escuchaba a mi pequeña ‘yo’ gritándome: “pero ¡¿qué es proyectar?!”.

¿Y si la arquitectura fuera un juego de piezas y formas?

Just Imagine (2012) Cartel Publicitario de The Lego Company

Just Imagine (2012) Cartel Publicitario de The Lego Company

Creo que es casi imposible escribir sobre el famoso juego de construcciones Lego sin llevar a nadie de vuelta a su infancia. ¿Quién no montado y desmontado cientos de veces estas populares piezas para construir un coche, una casa o un castillo? Pues bien, lejos del gran fenómeno de masas que ha supuesto esta compañía, encerrado en estas diminutas fichas de plástico existe el potencial oculto de convertir las ideas de los niños (o no tan niños) en una realidad construida con sus propias manos.

Según un estudio de la universidad de Copenhague, el número de combinaciones posibles utilizando solamente 6 piezas de 2×4 clásicas es de la friolera de 915.103.765, si a esto se añade que existen cerca de 15.000 tipos diferentes de piezas y 125 colores, las combinaciones posibles tienden prácticamente a infinito. Y es que Lego es eso: Un sistema con sus leyes, su métrica y su lenguaje propios. Y aquí viene la pregunta: ¿No podría decirse algo parecido de un proyecto de arquitectura?

Esto no es un artículo de arquitectura.

Esto no es un artículo de arquitectura. Ni siquiera es un artículo. No es una crítica, ni un ensayo, ni ningún texto divulgativo. No es más que una carta de amor, tristemente, sin destinatario.

Es una carta de amor a quien me enseñó a mirar el mundo desde la ventanilla de una furgoneta, recorriendo países hasta donde el bolsillo llegara. Una carta a quien escribía poesías y canciones en papeles de cuadros, con una caligrafía que ahora se parece a la mía. Esto no son más que palabras, para esa persona que se perdía mirando la sensualidad de un aljibe encalado en Almería, o de la blanca arquitectura de César Manrique.