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Del proceso personal al movimiento social

[vc_row unlock_row_content="yes" row_height_percent="0" override_padding="yes" h_padding="2" top_padding="2" bottom_padding="2" overlay_alpha="50" gutter_size="0" column_width_percent="100" shift_y="0" z_index="0" el_class="post-center" css=".vc_custom_1537112320808{padding-right: -36px !important;}"][vc_column column_width_percent="100" override_padding="yes" column_padding="0" overlay_alpha="50" gutter_size="3" medium_width="0" mobile_width="0" shift_x="0" shift_y="0" shift_y_down="0" z_index="0" width="1/1"][vc_column_text el_class="ocultar"] Habría sido difícil encontrar en Londres un rincón más bonito que aquel en que vivía el doctor. No lo atravesaba calle alguna y desde las ventanas de la parte delantera de la vivienda se gozaba de la hermosa vista de la calle, que tenía aspecto tranquilo y reposado. Entonces había pocos edificios al norte del camino de Oxford y por allí cerca había bosquecillos y flores silvestres. A consecuencia de eso, el aire era puro en los alrededores de Soho y cerca de allí había una pared muy abrigada y soleada, junto a la cual maduraban los melocotones en su tiempo. En la primera parte del día aquel rincón estaba alumbrado por la luz del sol, pero cuando se caldeaban las calles, el...

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Arquitecturas en papel / Mis investigaciones sobre la historia de la arquitectura y de la civilización

Compré esta casa, después de volver de Francia, por la suma hoy francamente ridícula de novecientas cincuenta libras, y luego desempeñé mi docencia treinta años, hasta que, en 1991, me jubilé anticipadamente, en parte, dijo Austerlitz, por la estupidez que, como me consta, se extiende cada vez más también por las universidades, y en parte porque confiaba en poder llevar al papel mis investigaciones sobre la historia de la arquitectura y de la civilización, como me había propuesto desde hacía tiempo. Quizá yo, eso me dijo Austerlitz, me hubiera hecho ya una idea de la amplitud de sus intereses, de la orientación de su pensamiento y del estilo de sus observaciones y comentarios, hechos siempre improvisadamente y, en el mejor de los casos, recogidos en forma provisional, que últimamente abarcaban miles de páginas. Ya en París tuve la intención de reunir en un libro mis estudios, pero luego fui aplazando cada vez más su redacción....

Compré esta casa, después de v...

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Sangre, mujeres y arquitectura

Una niña de apenas catorce años está confinada en un minúsculo espacio. Estamos en una zona rural montañosa y este habitáculo parece dar la espalda a las otras casas que se encuentran en un segundo plano en la foto.

La construcción no tiene ventanas y es tan pequeña que ni siquiera puede ponerse en pie. Por supuesto, en el interior no cuenta con electricidad, agua corriente, baño o cualquier otra prestación que haga la estancia un poco agradable. Además, sin puerta ni luz que le proteja de visitas inesperadas en la oscuridad de la noche, debe arreglárselas en caso de un ataque. Los animales salvajes no encuentran ninguna barrera que les impida entrar y atacar a las mujeres dormidas. Concretamente en este poblado, las picaduras de serpientes a varias jóvenes durante su reclusión tuvieron un desenlace mortal. Tampoco son extraños los casos de violación por parte de varones, ya que estos saben cuándo y cuántas mujeres se encuentran en la cabaña.

Uttara Saud pertenece a un poblado de las montañas de Nepal. Tiene catorce años, y durante su periodo debe estar confinada en ese espacio, a la espera de la ración de comida diaria. Tiene prohibido entrar a las casas o a los templos. Por supuesto, tampoco puede ir a la escuela. Uttara se encuentra en una “cabaña de menstruación”, una habitación pensada para recluir y apartar del poblado a las mujeres durante su ciclo menstrual.