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Arquitecturas en papel / Perdiéndose en la lejanía

"Un balcón estrecho extendíase a todo lo largo del cuarto. Pero aquello que en la ciudad natal de Karl hubiese sido el más alto de los miradores, aquí permitía tan sólo una visión que abarcaba apenas una calle —una calle que corría rectilínea y por eso como en una especie de fuga, entre dos hileras de casas verdaderamente cortadas a plomo— perdiéndose en la lejanía, donde entre espesa bruma se elevaban gigantescas las formas de una catedral. Y por la mañana y por la noche y en los sueños nocturnos se agitaba esta calle con un tráfago siempre apresurado que, visto desde arriba, aparecía como una confusa mezcla en la que se hubieran esparcido comienzos siempre nuevos de figuras humanas desdibujadas y de techos de vehículos de toda clase; y desde allí elevábase otra capa más de la confusa mezcla, nueva, multiplicada, más salvaje, formada de ruido, polvo y olores,...

"Un balcón estrecho extendíase...

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Arquitecturas en papel / Sus columnas son piernas de mujer vestidas de medias negras

«Alzo la vista hacia el friso de aquella biblioteca pública que se asienta en medio de la plaza como un templo antiguo: entre sus triglifos se inscribe el bucráneo que habrá dibujado algún arquitecto aplicado sin recordar, probablemente, que aquel ornamento traído de la noche de las edades no es sino una figuración del trofeo de caza, pringoso aún de sangre coagulada, que colgaba el jefe de familia sobre la entrada de su vivienda.

Arquitecturas en papel / La Chanca

© Carlos Pérez Seiquer "El sol parece tintarse de rojo y la fauna del barrio se multiplica. La Chanca se despereza lentamente, aturdida todavía por el calor. Los pájaros revolean sobre los torreones de la Alcazaba y los vecinos invaden las calles y se comunican a gritos. Mi amigo y yo bajamos la pendiente a trancos y, en la torrentera, el bullicio de un zoco improvisado evoca al de cualquier pueblo de Almería. [...

© Carlos Pérez Seiquer "El...

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Where is your playground?

Recuerdo con cariño el parque que estaba al lado de mi colegio, en la pequeña ciudad en la que crecí. En este parque había una zona con columpios de madera; el más concurrido era una gran tabla hincada la arena a 45º, con agujeros de diferentes formas y tamaños. Varias lamas de madera nos ayudaban para poder escalar la tabla.

Cada niño lo utilizaba a su antojo, pero jugábamos todos juntos: a ver quién llegaba a la esquina de la tabla que volaba sobre el suelo, a colgarnos boca-abajo desde los agujeros, al clásico pilla-pilla pero sobre la tabla (el que salía de la tabla perdía) … Sólo se dejaba de jugar para beber un poco de agua. Éste era el parque de los que vivíamos cerca del cole. Íbamos todas las tardes de la semana.

La calle: el sentido de su historia [Parte 2]

Hace unas semanas inauguramos «ideas seleccionadas» con un fragmento de La calle: el sentido de su historia, un pequeño texto de Joseph Rykwert escrito a finales de los 70. Pudimos ver cómo Rykwert propone un planteamiento crítico sobre qué es la calle, en qué consiste su esencia, su «core«. Para ello realiza un estudio semántico de las dos palabras utilizadas en inglés para referirse a la calle, street, cuya raíz hace referencia a la dimensión construida de la calle, y road, referida al movimiento y al transporte.

En los ensayos de Rykwert es bastante común encontrar este tipo de reflexiones, centradas en el significado profundo de las palabras, de los dioses clásicos o de las cosmogonías. Lo preparan a uno para el siguiente movimiento que suele hacer este autor: Un bombardeo de ejemplos arqueológicos y antropológicos que apoyan las raíces semánticas ya estudiadas. En el caso de la calle, los ejemplos van referidos a una idea aún más sintética, el sendero, la vereda, un camino que es difuso, incluso invisible si no lo conocemos de antemano. De este modo se busca el origen del acuerdo social que da lugar a la calle, el «origen del origen».

Al otro lado del charco / Oración a mi tierra

Nací y crecí en un país pequeñito. De tierras fértiles y negras, donde los árboles frutales echan raíz. Agradecidos van juntando sus ramas, van soltando su gran abrazo, cubriendo de sombras carreteras, pueblitos y veredas.

Crecí viendo la cordillera, al horizonte un mar de cielitos opacos por la distancia. Tierra donde los niños corren calzados y descalzos sobre calles de piedra, calles que en verano se calientan y en invierno se mezclan con lodo trazando al azar riachuelos. Vengo del reino del café, que sólo conoce de dos estaciones: la de la lluvia intensa e imprevista, y la del sol ardiente. De ese sol que golpea la piel a cualquier hora del día. Conozco bien el olor a la tierra mojada, a café tostado, el olor tropical de la esperanza. Rincón del mundo, donde por las noches de invierno se duerme con la tonada de la lluvia cayendo sobre tejados destartalados, y en verano se escucha claro el coro de los grillos noctilucos, para despertar por la mañana entre cantos silvestres de pájaros.

La calle: el sentido de su historia [Parte 1]

Bienvenidos a «Ideas seleccionadas», subsección de «Fragmentos» donde buscaremos reflexiones escritas merecedoras de ser puestas sobre la mesa. Textos de autores tanto clásicos como contemporáneos capaces de generar un debate actual, que no podríamos transcribir directamente. Aparecerán siempre acompañados de una pequeña introducción y una conclusión propia, con el ánimo de pasaros el testigo a vosotros, lectores, para continuar la conversación. Los criterios de selección serán dos: Primero, textos que aporten ideas claras, contundentes. Segundo, que sean lo suficientemente evocadores como para ser leídos frente a una botella de vino y una tertulia estimulante.

En esta primera ocasión vamos a arrancar con dos fragmentos de «La Calle: el sentido de su historia», del  historiador de la arquitectura Joseph Rykwert. Rykwert, nacido en Polonia en 1926 y formado como arquitecto entre la Bartlett School of Architecture y la Architectural Association, es mundialmente conocido por libros como «La casa de Adán en el paraíso» o «La idea de ciudad: antropología de la forma urbana en el mundo antiguo.» En estos libros, Rykwert se distingue por poner en duda la historiografía y buscar el origen de las cosas. De las palabras, de las costumbres, de las formas, de las ciudades, de la arquitectura…

En «La calle: el sentido de su historia», se aplica esta misma lógica a la calle. ¿Cómo se supone que es una calle? ¿Qué se espera de ella? ¿Cuál es su esencia? ¿Cuál su origen?