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Antonio Jiménez Torrecillas (1962 – 2015) / Arquine

A un mes de su pérdida, recordamos de nuevo al arquitecto granadino, a través de este homenaje en forma de artículo, escrito para Arquine [accede a la publicación original aquí]

Era Marzo, primer año de carrera y un amigo mío y yo decidimos saltarnos la sesión de proyectos para asistir a una clase de la que nuestros compañeros hablaban emocionados. Allí estaba él, una figura alta y enjuta atendía a las exposiciones de los alumnos sobre un proyecto de un cubo de 3x3x3m. Esta figura abría los ojos como platos ante los tímidos atisbos creativos que aparecían en estos cubos. Él, con la maestría de un labriego separaba la paja del grano a través de la ilusión, que transmitía con unos discursos que, aunque todavía no entendíamos muy bien, facilitaban la inmersión en la doctrina de la arquitectura. Cuatro años después, pese a que la enfermedad ya lo estaba atacando, la pasión que transmitía en sus clases seguía impoluta.

Literatura, Caligrafía y Arquitectura. Maridajes y adulterios

La palabra relata una cultura. En esa suma de vocablos y conceptos, perfectamente engranados en el lenguaje mediante la estructura de la gramática, subyacen siglos de evoluciones. Pero no sólo se trata de lo que podemos aprender de su evolución, sino de las pequeñas connotaciones que tiene cada palabra y la relación entre ellas: dobles significados, ambigüedades, rasgos, rechazos o aprobaciones, de una manera tan interiorizada que no podemos controlarla. Conceptos que sólo existen en ciertas culturas, mientras que en otras son ausencias. Sentimientos y necesidades de expresión implícitos en el lenguaje, observados a través de un análisis psicológico y sociológico, nos dicen más de ellas que cualquier análisis técnico o histórico del mismo.

La palabra es, sin duda alguna, un arte: un medio de expresión de una sociedad, no solo consciente, sino inconscientemente.  El medio de expresión más sincero que hay, y al tiempo, más manipulador, donde lo que no te representa, muere, y donde las nuevas necesidades, nacen. Lo que no se puede describir no existe, tal es su poder.

Pero las artes no se pueden analizar de forma aislada. Al igual que tras las diferentes maneras de relacionar la palabra se esconden rasgos culturales, el modo en que se relacionan las artes entre sí, es también narrador de una sociedad.

El rey al que le gustaba ser obedecido

[ARQUITECTURA ante |bajo |con |contra |de |desde |en |hacia |hasta |mediante |para |por |según |sin |sobre UN LUGAR].

rey

El rey al que le gustaba ser obedecido. ‘El Principito’ Antoine de Saint-Exupéry, 1951

Quería releer ‘El Principito’. Ya lo he hecho y, aunque es breve he tardado bastante, pues he ido despacio. Se lo merece.

Durante su viaje por distintos planetas el Principito se encontró con un rey, monarca absoluto universal, al que le gustaba ser obedecido por encima de todas las cosas. Su felicidad estaba condicionada a ello, no importaba tanto la orden como el hecho de ser obedecido. El rey se había dado cuenta de que para ser más obedecido, y por tanto más feliz, sus órdenes debían ser razonables, estar al alcance del súbdito y que éste deseara cumplirlas. Por ejemplo al Principito le ordena bostezar cuando está cansado y quiere bostezar y le ordena irse cuando se quiere marchar. De este modo ambos eran felices: el súbdito por hacer lo que quería y el rey por ser obedecido.

Más allá de las conclusiones que cada uno pueda sacar de este pequeño capítulo para su vida, creo que hay mucha arquitectura que aprender aquí, y en todo el libro en general. Sin tener que izar la bandera del ‘hacer virtud de la necesidad’ veo una invitación a algo más sencillo y en ocasiones ignorado como es ‘hacer virtud de la realidad’. Tomar consciencia de lo que hay y de lo que el proyecto ya es antes de que el arquitecto aparezca y que esto sea herramienta de proyecto.