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Un plano de tu ciudad para colorear.

Un plano revolucionario.

Era 1748 cuando el arquitecto y topógrafo Giambattista Nolli, impulsado por el papa Benedicto XIV, mediante permisos y financiación, publicó ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da Giambattista Nolli l’Anno MDCCXLVIII. Un trabajo de 17 grabados de 81 por 56 cm, de los cuales 12 presentaban, fragmentado, un plano de la ciudad de Roma revolucionario en concepto y ejecución.

12 grabados de la‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
12 grabados de la‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’

He de reconocer que me encanta este plano. Pero no solo por su ejecución material, perfección o el grandioso empeño que supuso, que son admirables. Tampoco por la gran reflexión que trae consigo el considerar la calle, los espacios y edificios públicos de la misma categoría y representarlos consecuentemente, dándoles continuidad total(siendo esta su principal innovación y por lo que es conocido). Me encanta porque cuanto más lo miro más ideas, dudas y sugerencias nacen en mi cabeza, debido a cómo está plasmada la ciudad.

Grabado de la zona de El Vaticanoperteneciente a la ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
Grabado de la zona de El Vaticanoperteneciente a la ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
Superposición del grabado anterior con una ortofoto del mismo lugar
Superposición del grabado anterior con una ortofoto del mismo lugar

Estaremos de acuerdo en que no es un plano urbano convencional. Se podría llegar a decir que es más una ciudad dibujada con los criterios de un edificio. Ya que, al representarla en planta dando continuidad a espacios y edificios públicos con la calle, Giambattista consigue que el plano urbano sea vigente a las personas y a sus movimientos. Los planos de ciudad estándar son lejanos y abstractos, sirven para ubicar y conectar solamente, y a veces no identificamos el tejido urbano de nuestra propia ciudad vista desde el cielo. Esta representación sí nos permite reconocer la ciudad y los lugares a escala humana, nos permite tocar con los dedos los contornos dibujados. El nivel de detalle permite identificar perfectamente los lugares, nos posibilita imaginarnos entrando en un edificio, cruzando una galería, saliendo de una iglesia o andando y doblando cada esquina.

Es una representación que hace a la ciudad apetecible de ser recorrida y lo posibilita.

Plano turístico de la ciudad de Roma
Plano turístico de la ciudad de Roma
Grabado de la zona centro de Roma perteneciente a la ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
Grabado de la zona centro de Roma perteneciente a la ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’

Cuando observo la ‘Nuova Pianta di Roma’ hay una voluntad que siempre me surge, llenar de color el plano. Y recuerdo también esos paneles de dibujos en relieve de terciopelo negro con huecos blancos, que hace años coloreaba con los 4 rotuladores que traía el paquete. El plano de Giambattista Nolli podría funcionar de una manera similar. Define la parte negra, común a todo el mundo, y deja en blanco los hipotéticos huecos a colorear, en los que cada uno decide cómo hacerlo según su propio criterio.

Láminas de terciopelo negro para colorear
Láminas de terciopelo negro para colorear
Fragmento del grabado de la zona centro de Roma perteneciente a la ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
Fragmento del grabado de la zona centro de Roma perteneciente a la ‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’

Podría ser divertido colorear el plano de la ‘Nuova Pianta di Roma’ según nuestro propio código, así cada uno tendría su versión personal colorida de Roma. Incluso, estaría mejor que el plano en vez de ser de Roma fuera de la ciudad de cada uno, de la ciudad que conocemos. Cada uno con su plano de su ciudad en blanco y negro y dispuesto a darle color. ¿Es fácil imaginarlo?

Si decidimos hacerlo, aunque sea con la imaginación, antes de plantear los criterios y los códigos de colora utilizar, debemos revisar qué espacios nuevos aparecerían en el plano. En casi 300 años la ciudad ha cambiado y hay nuevas tipologías que Giambattista no contempló. Sí mantendríamos lo que él propuso (calles, espacios y edificios públicos) y añadiríamos sus versiones más contemporáneas, como bares, tiendas, centros comerciales, estadios de fútbol, facultades, bibliotecas… Aunque algunos no sean totalmente públicos ni accesibles, sí lo son en gran medida, y si no lo son o dejan de serlo, siempre será más fácil rellenarlos de negro que de blanco cuando coloreemos.

Ya que tenemos el plano de la ciudad con nuevos espacios actualizado, y además cada uno tiene el suyo, podemos empezar. Imagínatelo, lo tienes delante, con sus calles e interior de edificios públicos en blanco, con el contorno de esa cafetería que te gusta, con la biblioteca a la que sueles ir y el cine que frecuentas.

Podríamos empezar a colorear de azul, por ejemplo, todos los sitios en los que hemos estado de la ciudad. Las calles que hemos recorrido, los parques que hemos visitado, los centros comerciales, o parte de ellos, en los que hemos entrado. Sería estimulante ver con tanta claridad qué calles o edificios de tu ciudad nunca has pisado y no has caído en la cuenta o no sabías ni que existían. De negro podríamos colorear los espacios de la ciudad a los que nunca vamos a entrar y preferimos ignorar, ya que merecen la misma consideración que un muro de piedra, sea una iglesia, una biblioteca o un bar.

Este código de color admitiría una vuelta de tuerca más, podemos intentar plasmar no sólo que hemos estado en un lugar sino cómo nos hemos sentido allí o qué cualidades tiene. A través de un gradiente de tono o de distintos colores podemos representar lo placentero de un lugar, lo incómodo, lo invasivo, lo mágico o lo indiferente.

Si entramos en detalle en el elenco de lugares más comunes y sencillos de una ciudad, el sentir puede no ser homogéneo. En una determinada plaza existen zonas que nos resultan más o menos agradables que otras. O en una calle suele haber una acera que se presenta más cómoda que otra e incluso se intercambian a mitad de la calle porque nos gusta cruzar por un determinado paso de peatones. Podríamos marcar también puntos determinados con una categoría aunque estén rodeados de espacios distintos, como esos escalones concretos de un portal, una mesa en particular de un bar o un árbol, cuya sombra y olor nos encantan. Conseguir un plano de tu ciudad con un punto de encuentro entre la representación objetiva y la cualitativa del lugar sería un gran logro.

¿Te apetece colorear el plano de tu ciudad?

Con una propuesta como esta para los ciudadanos podría despertarse el interés por conocer objetiva y vivencialmente más su ciudad. Aunque nos estaríamos acercando a la tendencia de consumir visitas, de checkear que has estado en tal o cual lugar con la foto de rigor. Pero para dar el primer paso para conocer, a veces, parece que no vale solo con la propia motivación del hecho.

Son muchos los casos en los que no conocemos buenos edificios por ser públicos precisamente. Están aparentemente cerrados, con un guardia en la puerta, o con una atmósfera de ‘no pasar’, pero son espacios a los cuales sí tenemos permitido el paso y gozan de un gran atractivo.

Detalle del Panteón de Roma representado en un grabado de la‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
Detalle del Panteón de Roma representado en un grabado de la‘NuovaPianta di Roma Data in Luce da GiambattistaNollil’Anno MDCCXLVIII’
Imagen del Panteón de Roma, Agripa, 118-125 d. C.
Imagen del Panteón de Roma, Agripa, 118-125 d. C.

La difusión de información, datos y planos sobre arquitectura es cada vez más y mejor pero nos volvemos a la par más fríos y nos cuesta transmitir emociones. Pues transmitir atmósferas es difícil, muy difícil. A priori es obvio y parece redundante pero cada vez estoy más convencido de que toda la documentación del mundo no será capaz de sustituir el conocer una obra en vivo. Quizás debamos trabajar en la línea de proponer salir a las personas de sus casas para conocer bien  la arquitectura. Pues aunque ‘La Nuova Pianta di Roma’ sea una maravilla y aunque dibuje muy bien el Panteón, nunca será comparable a entrar en el edificio.

Álvaro Gutiérrez