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Problemas para ir al baño

En los países occidentales el acceso a un inodoro, un baño o una ducha es algo cotidiano. Si tenemos una urgencia o pasamos horas fuera de casa contamos con baños en restaurantes, oficinas, edificios públicos o centros comerciales. Allí los baños son espacios limpios que tienen instalaciones, saneamiento y agua corriente que nos permiten disfrutar de unos mínimos de salubridad, buen olor y condiciones de seguridad a través de una puerta y un pestillo.

Lamentablemente en otros muchos países no es así. Sabemos que 1 de cada 3 habitantes del planeta no dispone de condiciones adecuadas de saneamiento, acceso a un baño o agua corriente. Más de 2.500 millones de personas no cuentan con construcciones específicas o mínimamente dignas para esta necesidad diaria. Según el informe de Agua, Higiene y Salud de la OMS/UNICEF, 1100 millones de personas en el mundo tienen que practicar la defecación al aire libre al no tener acceso a un sistema de saneamiento (mejorado). No estamos hablando de una cuestión de simple comodidad, ya que este servicio básico es un tema tan importante que la ONU ha declarado que el Derecho al Agua Potable y Saneamiento sea un Derecho Humano Universal y que cuenta cada 19 de noviembre, con el Día Mundial del Inodoro para denunciar lo lejos que estamos de conseguirlo.

Sangre, mujeres y arquitectura

Una niña de apenas catorce años está confinada en un minúsculo espacio. Estamos en una zona rural montañosa y este habitáculo parece dar la espalda a las otras casas que se encuentran en un segundo plano en la foto.

La construcción no tiene ventanas y es tan pequeña que ni siquiera puede ponerse en pie. Por supuesto, en el interior no cuenta con electricidad, agua corriente, baño o cualquier otra prestación que haga la estancia un poco agradable. Además, sin puerta ni luz que le proteja de visitas inesperadas en la oscuridad de la noche, debe arreglárselas en caso de un ataque. Los animales salvajes no encuentran ninguna barrera que les impida entrar y atacar a las mujeres dormidas. Concretamente en este poblado, las picaduras de serpientes a varias jóvenes durante su reclusión tuvieron un desenlace mortal. Tampoco son extraños los casos de violación por parte de varones, ya que estos saben cuándo y cuántas mujeres se encuentran en la cabaña.

Uttara Saud pertenece a un poblado de las montañas de Nepal. Tiene catorce años, y durante su periodo debe estar confinada en ese espacio, a la espera de la ración de comida diaria. Tiene prohibido entrar a las casas o a los templos. Por supuesto, tampoco puede ir a la escuela. Uttara se encuentra en una “cabaña de menstruación”, una habitación pensada para recluir y apartar del poblado a las mujeres durante su ciclo menstrual.