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Arte y Arquitectura: Decay / Matthias Haker

© Matthias Haker

Estas paredes hablan. Aquí vivió gente. Aquí rió, o lloró. Ahí hubo banquetes, bailes, besos, pesadillas y tristeza. Aquí hubo grandes historias y pequeños momentos, ahora cubiertos bajo el peso de la extinción, bajo las sombras de la decadencia.

Algo apocalíptico danza entre las hojas secas que se acumulan en la intersección de estos muros, en las sinuosas curvas de estas escaleras. Algo que asusta, y que al mismo tiempo, te atrae hacia su interior, hacia el escenario de un ocaso, hacia la agonía de la arquitectura.

No es una ruina. Nunca será ese cúmulo de piedras que lucen orgullosas en alguna plaza, rodeadas de turistas armados con sus cámaras. Desmoronamiento maquillado por las restauraciones, como cuando una anciana trata de mantenerse joven luchando contra el inexorable paso del tiempo.

Estos edificios no se visten de vanidad, sino que ocultan sus secretos entre las sombras. Pero en ese desamparo se esconde también una belleza intimista, descubierta por el fotógrafo alemán Matthias Haker, que tratará por encima de todo de perpetuar esa lenta decadencia, no sólo en la película fotográfica, sino manteniendo en silencio dónde yacen hasta su destrucción estas venus arquitectónicas.

Fábricas, la escena del crimen / Manuel Marchant

 

“El patrimonio es una necesidad y es un discurso, es darle un orden a la memoria, es un acto de sentido. […] La memoria es también olvido, es ambas cosas, una combinación de recuerdo y olvido.

Es por eso que hay que hacer esta distinción entre memoria e historia y, por lo tanto, con la identidad, que es el correlato, porque siempre la selección de la memoria es una interpretación, un escoger”. [José Bengoa. Identidad, Memoria y Patrimonio.]

Arte y Arquitectura: Cityscapes / Tim Jarosz

Hay ciudades que contaminan nuestros sueños. Retales de recuerdos de niñez; breves escenas que suceden en un parpadeo en el día a día, como un haiku, en la rutina más densa; deseos de permanecer para siempre entre sus rincones, o de volar lejos de ellas, dejando atrás sus vallas metálicas, sus edificios desconchados, sus muros y calles que se han ido transformando desde que te vieron nacer. Escenas que te persiguen, estés donde estés, invadiendo el subconsciente, recordándote de dónde eres.

La ciudad natal, con todos sus significados, está enlazada al individuo tanto que su perfil, sus olores, sus atardeceres, son parte ya de nuestra más profunda percepción de aquello que nos rodea, provocando que miremos el mundo a través de ella; a través de cómo la sentimos, cómo la recordamos, la soñamos; a ella, a nuestra ciudad.

Este sentimiento se lee en la obra del americano Tim Jarosz, que crea fantásticos paisajes urbanos a través del uso de la fotografía, del collage y la modificación digital del color y textura. Este fotógrafo y diseñador gráfico procedente de Chicago expresa en sus imágenes una inexistente y nueva Chicago, viva sólo en su imaginario.

Arte y Arquitectura: SkyArt / Thomas Lamadieu

El ser humano está castigado a mirar hacia el frente caminando sobre sus dos piernas. Con este simple hecho se estructura todo nuestro espacio, y  nuestras ciudades. Compuestas por calles, puntos de fuga a lo lejos que potencian ese caminar, caminar, caminar, miramos al cielo desde espacios despejados de la ciudad, parques, miradores. La conquista de la ciudad se reduce siempre a esos vacíos, las calles, los patios, las placetas, vacíos cada vez más estrechos de la ciudad contemporánea.

Esa delineación y acotación del espacio libre que pisamos u observamos muchas veces nos agobia y asfixia, pero también remarca un lienzo limitado, irregular, cambiante desde cada punto de vista, para ser rellenado por la imaginación de los soñadores. Como un niño pequeño ve animales en las nubes, que se mueven con el viento y devoran unos a otros, el artista francés Thomas Lamadieu completa el cielo enmarcado con los personajes dibujados por su mente.

Arte y Arquitectura: El trabajo de Cole Gerst "Buckminster Fuller. Poet of Geometry"

A todos nos provocan fascinación las cúpulas geodésicas. Estos poliedros generados a partir de los sólidos platónicos adquieren una imagen ingrávida, casi suspendida en el aire y el tiempo. Se relacionan íntimamente la geometría sagrada al constituirse por pentágonos, figura cargada de simbología.

A pesar de su apariencia futurista, las primeras cúpulas geodésicas datan del siglo XIX, como constata el ejemplo que encontramos en el Palacio Imperial de China en la Ciudad Prohibida de Beijing. Pero el padre por antonomasia de este tipo de estructuras siempre será Richard Buckminster Fuller, al cual se le concede su patente en 1954 después de décadas de investigación sobre los principios de su construcción. Este arquitecto americano, teórico, escritor y autor de más de 30 libros, diseñador e inventor, logró deslumbrar al mundo con su gigantesca cúpula de 76 metros de diámetro para la Exposición Internacional de Montreal.

Hoy, el escritor y diseñador Cole Gerst, celebra su admiración hacia esta mente desbordada, trayéndonos a todo color su obra, y dotando a esas fotografías en blanco y negro de siempre, del carácter futurista que el inventor americano merece.