Top

Museo busca colección

Hoy en día, parece que únicamente es necesario utilizar los adjetivos ‘democrático’ y/o ‘ecológico’ para demostrar el beneficio de cualquier tipo de actividad o producto.

Si nos trasladamos al mundo de la cultura, vemos que la máxima‘la democratización del arte’ ha dado cobijo a la construcción de incontables museos y centros de interpretación a lo largo de las últimas dos décadas. La avaricia, la envidia y el afán de reconocimiento público han generado infinidad de carcasas icónicas que encierran espacios en hibernación. Lugares donde se suceden salas impersonales a la espera de colecciones dignas que justifiquen una inversión desmesurada.

En muchos casos, el museo del siglo XXI ha dejado de ser una institución dedicada a la adquisición, conservación y exposición de obras artísticas, para convertirse en un excelente receptor de masas. Se entiende como icono arquitectónico antes que como centro de culto de la Historia del Arte. La pregunta es, ¿por qué el museo se ha convertido en una perfecta máquina facturación?

Arte y arquitectura: Videojuegos / Entrevista a Eduardo Cueto

¿Cómo trabaja un diseñador de videojuegos? ¿Cuáles son sus influencias? ¿Son diseñadores puros?, ¿constructores cuyo material son extrañas fórmulas?, ¿freaks endogámicos o misceláneas pluriformadas? ¿Construyen mundos virtuales o tableros de juego? ¿Son guionistas, fotógrafos, máquinas de imaginar? ¿Son artistas, arquitectos, historiadores? ¿Son todo lo anterior y ninguna de esas cosas?

Hoy entrevistamos a Eduardo Cueto, amigo de la infancia, compañero de clase desde los tres años que dibujaba peleas de barcos pirata mientras hacía el ruido de los cañonazos con la boca, mientras borraba a las víctimas erguidas y las dibujaba tumbadas. Sus dibujos eran un papel lleno de borrones y nuevos trazos superpuestos que narraban una escena completa. Su papel tenía tres dimensiones, pero no las habituales. Tenía las dos de ‘x’ e ‘y’ del plano, y el factor tiempo. Teníamos cuatro años, estábamos en el colegio; lo observé un minuto mientras escenificaba su historia pasando desapercibido para el resto de la clase. La imagen se grabó en mi mente, y nunca se borró.

Eduardo Cueto es hoy diseñador de videojuegos y, como él dice,  filólogo e historiador truncado, amante de lo indie y ligado a la arquitectura por la búsqueda de la integración de ésta en el mundo digital como una parte más de una gran historia. Os dejamos un cachito de su vida, en forma de conversación, en esta entrevista:

Turistas, experiencia urbana y simulacros.

Quiero hablar de ellos, de los turistas. No como como objeto de estudio fenoménico, o como mapeo turístico urbano, sino como presencia influyente en la vida cotidiana de la urbe.

Turistas, como escenografía múltiple, casi invisibles, pero pieza perenne de esos museos vivos urbanos que son las ciudades, parte del paisaje público, identidad, presencia que dilata o restringe el espacio físico. Parte activa en romances y guiones, en literatura, cine… Allí están, en las historias e interacciones urbanas. Cómo imaginar, ahora, algún lugar arquitectónico histórico sin ellos. Transportes, piazze, plazas, place. ¿Hay día en el que en una pizzería o bar del centro en Roma; bistrot o cafetería en Paris; mesón o cafetería en los Madriles, no haya un vaivén de esta marea atemporal de usuarios visitantes?, ¿qué urbanita, amante, adicto a la arquitectura (y a su más allá) que se nutra del placer de la experiencia de los viajes, tránsitos, estudios y dibujos, puede extrapolar la nube policromática que se moviliza a diario en los espacios públicos, los emplazamientos históricos, la escala humana y los recorridos de los turistas?

Son inherentes, indisolubles. Familiares, inevitables.