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Ellas siempre estarán ahí

París. © Pablo Abad

Madame Paris se peinaba a lo garçon. Te echará el humo a la cara y querrás el beso que no va a dar. Sabe más que tú, o eso cree. Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Ha vivido ninguna y mil vidas y presume de ambas cosas. Te perderá en su buhardilla, entre pósters de Moulin Rouge y Chat Noir. Descoloridos, qué irónico. Presumirá de su arte mediocre y vacuo, aguantarás su falsa bohemia recalcitrante de niña burguesa que reniega de pasado y barrio bien, pero no te besará. Estás avisado. Confórmate cuando te saque una foto que más tarde teñirá con rojo pintalabios. Y serás la nueva follie en la colección de su repisa. Con vistas a La Villete, claro.

Arte y arquitectura: Ilustraciones / Isabel Albertos

De las ilustraciones de Isabel Albertos bien podría caer enamorado Wes Anderson. Y no sólo por su dulce y gustosa paleta de colores, sino por el surrealismo en las escenas que genera. Lugares donde ciertos personajes habitan arquitecturas serenas, y producen una escenografía (a lo «Spectre» de Big fish) entre lo armonioso y lo escalofriante.

«El color y detalladas texturas son mi obsesión».

Y es que la pluma de esta ilustradora y diseñadora gráfica de los 80, medio española medio norteamericana, es capaz de combinar el sosiego con la lucha, el orden con el garabato, el negro más negro con los tonos más vivos y luminosos, todo con la naturalidad de un movimiento de mano. Y es que, como ella cuenta, «dibujo desde que pude sostener un lápiz». Su formación se la debe a Madrid, donde estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense y Dirección Artística en la ECAM, completando el elenco profesional con su faceta como educadora y como directora del Brief Festival (Madrid), un proyecto abierto que celebra la creatividad de las profesiones gráficas.

Isabel Albertos puede mezclar en su trabajo técnicas tradicionales y digitales, o verse inspirada por referencias tan diametrales como el grabado japonés, el dibujo arquitectónico o las indumentarias folclóricas y tradicionales de diferentes países. Una riqueza que no pasa desapercibida. Desde su estudio en Berlín realiza proyectos para clientes de diferentes ámbitos, como el Instituto Cervantes, Parsons Paris, The Architectural Review y Forbes, colaborando también con discográficas, productoras de de cine y editoriales.

Isabel consigue crear pequeños mundos en los que curiosear; meter la cabeza bajo el agua, asomarse detrás de un árbol, o doblar una esquina para ver qué hay en ese lado. Consigue posicionarte al mismo tiempo en un rol de espectador y de personaje, habitando una de sus microescenas, entre el papel, el lápiz, y los tabiques de un estudio cinematográfico.