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La luz de la ilustración

El modo en que las obras de arquitectura se expresan públicamente está cambiando, quizás volviendo a unos orígenes de la representación gráfica, buscando una interpretación del proyecto desde una expresividad abstraída.

© Memosesmas ilustrando proyecto de Ana Asensio, 2017

La época render parece estar siendo superada, conscientes de que la oblicua luz de los atardeceres con bandadas de pájaros poco tienen que contar de los gestos proyectuales. Impactantes para el público general, pero no suficientemente cargados de contenido para el ojo experimentado, el render se convierte en una herramienta de trabajo de visualización muy práctico, pero que aún no encuentra una vía de expresividad personal, salvo casos muy excepcionales.

La fotografía sigue siendo la principal vía de documentación y comunicación de los proyectos edificados. Esa fragmentación de pedazos de realidad, ya de por sí una interpretación, propone recorridos y miradas posibles al gran conjunto espacial de la obra construida. La fotografía de arquitectura, inevitablemente vinculada al captor tras la máquina, permite dejar la narrativa de la obra a la mirada externa, generando una relectura que alimenta las propias intenciones de sus autores.

De manera en parte sorprendente y en parte muy esperada, la ilustración re-irrumpe en las publicaciones de arquitectura, abarcando desde el formato impreso al digital, y desde el público general (y potenciales clientes) hasta las publicaciones especializadas o de catalogación de proyectos. La ilustración, generada como una visualización del proyecto, paradójicamente está sirviendo también para describir obras construidas, formando una curiosa pareja de hecho con la fotografía. A diferencia del render, que es sustituido por la fotografía una vez que la obra está edificada (o incluso formando hostiles comparativas render Vs realidad), la ilustración sigue funcionando a posteriori, sigue revelando secretos a descubrir en el proceso vital de la arquitectura, en su habitar, en lo que ocurre cuando el corazón de ese volumen inerte comienza a latir. Cuando la arquitectura es cuerpo, la ilustración aún es un lenguaje que puede usar. Sin perseguir una hiperrealidad empañada por la posibilidad de falacia visual, expresa irrealidades que, sin embargo, son verdaderas.

Es curioso encontrar en las grandes webs de publicación de proyectos explicaciones sobre cómo esperan recibir los proyectos desde los estudios de arquitectura; y es que la contabilidad de los clicks no falla. Los proyectos que combinan diferentes formatos de expresión gráfica se comunican mejor, y cuentan con un nivel de aceptación constatado, sin caer en la simplificación como herramienta habitual (errónea y paternalista) de apertura al público.

Es posible que la comunicación de arquitectura, en todas sus posibilidades, se convierta en una profesión paralela y vinculada a la de la arquitectura propiamente dicha, cediendo ese análisis, documentación, expresión y divulgación a profesionales en su campo, del mismo modo que hacemos habitualmente con la fotografía de arquitectura. Podemos imaginar sin duda que surjan estudios de representación, visualización, documentación y comunicación, donde redactores, fotógrafos, ilustradores y diseñadores gráficos se encarguen de la lingüística y traducción del complejo lenguaje de la arquitectura, como un servicio a aquellos que prefieren enfocarse en desarrollo del oficio.

Texto: Ana Asensio / Imagen de portada: ilustración de Memosesmas, alter ego de Santiago Vicente (Valencia) / Escrito originalmente para Fundación Arquia / Fecha de primera publicación: 18 de agosto de 2017

Ana Asensio Rodríguez

Ana Asensio (Almería,1986). Arquitecta formada entre Granada, Venecia, Londres, Santiago de Chile y Madrid. Especializada en memoria y arquitectura popular (Beca Iniciación a la Investigación, UGR, 2015), y Habitabilidad Básica para Asentamientos Humanos Precarios (Postgrado UPM, 2017), desarrolla su actividad a través de la investigación, el documentalismo, la acción cultural y la práctica arquitectónica, especialmente centrada en los cruces de caminos entre el conocimiento popular, la cultura contemporánea, los derechos humanos y el hábitat rural. Su trayectoria profesional está íntimamente ligada a los contextos africano y latinoamericano.