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Arte y arquitectura: Ilustración / Memosesmas

Muchas veces el interés de recorrer los caminos tangentes y secundarios en torno a la disciplina de la arquitectura, no solo radica en los conocimientos, objetos o interferencias que encuentras, sino en la gente con la que te cruzas. Y hace unos días tuvimos la suerte de encontrarnos en estas periferias con Santiago, más conocido en el espacio digital como Memosesmas.

© Memosesmas

Santiago no es un arquitecto al uso, es alguien que ha sabido dar un paso más allá, compaginando sus inquietudes con su formación, tocando muchos palos y como se dice, no parando. Santiago nos cuenta que desde pequeño dibujaba y leía, faceta que complementó con sus estudios de arquitectura en la ETSA de Valencia. Sacándole partido a la crisis, aprovechó para comenzar unos estudios en artes aplicadas de la escultura y ejercer como arquitecto en Chile. Tras este largo recorrido Santiago funda Memosesmas, como un seudónimo propio alejado de la concepción típica del arquitecto, aunando así, todas sus inquietudes bajo una forma única. Y es que, él mismo afirma que «Actualmente creo que me es difícil catalogarme en nada extremadamente concreto o específico. De todos modos, no creo que sea sólo cosa mía. Más bien creo que es una tendencia generacional.» A día de hoy, colabora con diversos estudios de arquitectura, entre los cuales se encuentra una colaboración para realizar la Falla grande de Castielfabib junto al estudio Nituniyo.

En mitad de ese cruce de caminos, Santiago nos permitió realizar una serie de preguntas sobre su obra, sus ideas y opiniones:

© Memosesmas

MB: En tu caso la crisis fue un catalizador hacia tus inquietudes ¿verdad? Sin duda todavía estamos sumergidos en esa crisis, tal vez más ideológica que económica que nos afecta a todos, estudiantes y arquitectos recién titulados. ¿Hacia dónde crees que deberían orientarse esos arquitectos que se dan de bruces con la realidad de la crisis profesional?¿Que opinas de la formación de las escuelas respecto a la realidad externa?

SV: Siempre he tratado de verle el lado positivo a todo… ¡Incluso a veces lo consigo! La escasez de trabajo y oportunidades en ese momento, entre otros aspectos, permitieron probar otros caminos que en otra situación, probablemente no habría tenido tiempo para ellos. Aunque… ¡quien sabe! Eso nunca lo sabremos.

Sobre cómo orientarse frente a la realidad más allá de la universidad, ojalá pudiera orientarles… Así me orientaba yo mismo y tendría el éxito garantizado. Lo que intuyo, o más que intuir, creo es una realidad, es que la profesión se está diversificando. Ante la falta de demanda, tengo la sensación de que los arquitectos han salido en busca de nuevas maneras de enfocar la profesión. O de cómo poder transformar y aplicar esos conocimientos en otros campos, más allá del hecho constructivo. Y dejando aparte el hecho de que sea más o menos arquitectura lo que se acaba realizando, uno tiene que dedicarse un tiempo a sí mismo, buscar el lugar donde se encuentra más cómodo y luchar por seguir ese camino.

Con respecto a la formación en las escuelas, hace algún tiempo que no tengo contacto directo con ellas, así que no se cómo funcionan a día de hoy. Para mí la carrera de arquitectura es muy enriquecedora porque, aparte de abarcar muchos campos, te enseña las herramientas para enfrentarte a un proyecto, independientemente de su naturaleza. Es por eso por lo creo que hemos podido tener esa capacidad de diversificación que antes comentaba. Como contrapartida, diría que aprendes mucho de todo pero poco del “oficio” de arquitecto. El trato con un cliente, cómo enfrentarte a una obra, la relación con la administración, cómo realizar un presupuesto… Nadie te enseña a ser autónomo, cómo se monta una empresa o qué derechos tienes como trabajador. Recuerdo que en el grado superior de artes aplicadas de la escultura había una asignatura, obligatoria en todos los cursos, para saber cuáles eran nuestros derechos y obligaciones siendo trabajadores tanto por cuenta propia como ajena y me sorprendía no haber visto ese enfoque práctico en los años de estudiante universitario.

MB: Durante un tiempo cursaste artes aplicadas a la escultura. En este punto tuviste contacto con el material, una realidad de la que cada vez los arquitectos estamos más alejados. ¿Cómo complementó esta experiencia tu formación en arquitectura?

SV: Lo más evidente fue el contacto con distintos materiales, tratar de aprender cómo se trabaja cada uno de ellos. Luego aparecieron otros aspectos para mí igual o más importantes que el primero: La satisfacción del hecho de trabajar con las manos, ensuciarte las manos en su sentido más positivo. Incluso muchas veces aprender del disfrute del proceso en sí mismo, más que en el propio resultado. Estar tallando a primera hora de la mañana en un antiguo banco de carpintero, con gubias compradas en el rastro… el olor a madera… ¡Aquello era un auténtico gustazo! Luego el resultado era “un intento” de la cara de un ángel o un capitel… pero eso era lo de menos.

MB: Ahí estamos de acuerdo, en el «cómo», en el proceso es donde realmente se aprende, que el resultado sea más o menos aceptable puede ser secundario ¿no? Hay ciertos procesos en los que, tras conocer tu obra, te veo especialmente cómodo, la tinta sobre el papel y los diseños gráficos más digitales. ¿Hubo algún material con el que te identificaras en tu etapa de estudiante, arquitecto, y lo hay ahora en tus trabajos de ilustración? 

SV: No sé si el proceso es lo más importante pero, al menos para mí puede llegar a ser igual de importante que el resultado. Si el resultado de algo es muy bueno pero has sufrido en el proceso, difícilmente vas a querer repetirlo. En cambio, si has disfrutado muchísimo haciendo algo y no te ha salido “perfecto”, te lo habrás pasado tan bien que querrás seguir haciéndolo. A base de repetirlo y tus ganas de hacerlo cada vez mejor, hará que sea mejor.

Ambas técnicas que mencionas creo que provienen de esa etapa. En la carrera hacían mucho hincapié en el dibujo a mano, que pensáramos dibujando. Y para eso sueles dibujar con lo más cercano, lo más inmediato. Por eso el dibujo a lápiz o tinta. Además, me gusta mucho la inmediatez en el dibujo. Pasar directamente de la cabeza al papel. Incluso dejarte llevar. Muchos dibujos fueron antes simples formas y “garabatos” antes de saber realmente qué eran.

En relación al medio digital vengo de la generación donde el ordenador ya era parte indisociable en la carrera. Las infografías o “renders” fueron el pan de cada día. Es otra manera de trabajar, otra técnica. Puedes probar, modificar, ir a delante o atrás en el proceso y por eso creo que los resultados también son diferentes.

De todos modos, experimentar con nuevas técnicas es algo que disfruto mucho y creo casi obligatorio. Hay momentos para todo y uno es el de experimentar, sin preocuparte tanto por lo que saldrá. Que lo más importante sea estar pasándotelo en grande dibujando. Porque creo que eso se transmite al dibujo y en general a todo lo que uno hace.

© Memosesmas

MB: Viviste en Chile un año y medio. ¿Qué experiencias te aportó, no solo viajar, sino salir y ejercer la profesión en otro lugar lejano?

SV: Trabajar en distintos estudios de arquitectura, tanto aquí como en el extranjero, permite ver que no hay una única manera de abordar los proyectos y de enfrentarse a la profesión, independientemente de las condiciones de cada lugar. Cada uno tiene sus defectos y sus virtudes y uno trata de quedarse con lo mejor de cada uno de ellos. Generar tu propio criterio y tratar de llevarlo a cabo.

Pero lo mejor de vivir fuera (no hace falta irse muy lejos) creo que es sin duda la experiencia en sí misma. Uno se va para poder trabajar de lo que ha estudiado y aprender de ello… y de lo que más aprendes y las cosas que luego mejor recuerdas son aquellas que no tenían que ver con lo que a uno iba. El vivir en otro lugar te hace ver que nada de lo que en un principio te parecía obvio, lo es en realidad. Desde las cosas más básicas como la cultura gastronómica, el clima… ¡hasta la calidad del aire que respiras! Todo lo comparas y ahí es donde aprendes a valorar lo que tienes y saber en qué se puede mejorar.

MB: ¿Cuales son tus iconos de cabecera?¿Qué artistas consideras que han influido en tu forma de ilustrar? La suavidad del trazo que utilizas me recuerda a algunos autores de las vanguardias, y clásicos sudamericanos de la pintura, aunque a veces tienes la socarronería simpática de algunas de tus temáticas recuerda al trabajo de Saul Steinberg.

SV: ¡Gracias por tan buenas y sobredimensionadas comparaciones! Creo que la influencia en el fondo se ve mejor desde fuera que desde dentro. Uno muchas veces no es consciente de si lo que hace se parece a tal o cual personaje… o que se ven influencias de tal otro. Yo agradecido con todas ellas. Pero, aunque suene absurdo decirlo, dibujo de una u otra forma porque es como me siento más cómodo y porque no sé hacerlo mejor. Si tuviera conocimientos y sobretodo paciencia para ser hiperrealista, me imagino que lo sería.

En el caso de iconos que me interesan… Pues me interesa todo y todo trato de llevarlo a mi “huerto”. En el caso de la ilustración, si tengo que decir algunos, me fascinan Mingote, Chumy Chúmez, Sempé, Steinberg, Quino, Tute, Liniers, Francisco Javier Olea… y sé que me dejo más de uno. Me atraen las ilustraciones donde con muy poco (o que parezca que hay muy poco) se hace pensar mucho. Y que el humor esté presente, en mayor o menor medida.

También me encanta la soltura y libertad con la que dibujan algunos arquitectos como Siza o Niemeyer. Hay un documental sobre Niemeyer “A vida é um sopro” que recomiendo. Verle con 90 años cómo dibuja con la misma libertad tanto sus obras como la figura de la mujer y te lo encaja en el mismo discurso… no tiene precio.

MB: ¡La soltura con la que dibujaba Niemeyer era la propia soltura con la que vivía! En ese documental precisamente me impresionó mucho que saliera fumando con más de noventa. De hecho él mismo solía decir «La vida me parece más importante que la arquitectura»

SV: Sí, esa suerte de libertad que transmite (no sé si cierta o no, me gustaría pensar que así era) es ciertamente envidiable. Creo que no puedo estar más de acuerdo con esa afirmación. Ahora lo de fumar… chicos, ¡fumar mata!

© Memosesmas

MB: Has realizado unas ilustraciones magníficas de arquitectos, además de toda índole, de clásicos nacionales a grandes iconos internacionales ¿Qué te llevó a crear estas ilustraciones y escoger esos arquitectos con sus respectivos estilos?

SV: Lo primero gracias por lo de magníficas. Lo más inmediato es que uno cuando comienza dibujando, tira de lo que tiene más a mano, de las temáticas que más le interesan. Así que la arquitectura, y los arquitectos eran un paso obligado.

Siempre me han interesado las biografías de los arquitectos cuyas obras admiraba, saber un poco más de ellos. Como todos los genios en sus campos, sus obras engrandecen su figura por encima de cualquier aspecto. Recuerdo que cuando estudiaba me hacía gracia un libro enorme que había en la biblioteca que se titulaba “Dios, arquitecto”. Humildemente… creo que el título exageraba un poco. Y esa inquietud por saber de ellos y buscando una manera de quitar ese peso a la figura del arquitecto fue la que me llevó a realizar esta serie de retratos. Que no creo que esté acabada, incluso seguro que podría traspasar las fronteras de la arquitectura. Todo a su tiempo.

MB: Resulta curioso que precisamente ese endiosamiento fuera el que te llevara a darle una nueva cara a todos esos arquitectos bajo la nueva mirada de la tinta. Sin embargo parece que es algo aún todavía patente hoy día, pese a que hay ciertas corrientes de cambio ¿Crees que la figura del arquitecto está más endiosado ahora o se está empezando a quitar la máscara hacia una realidad más humilde? Y volviendo a los iconos ¿Algún edificio o proyecto que te marcase?

SV: No sé si ahora está más o menos endiosada. Lo que está claro es que se están visibilizando otras maneras de hacer, diferentes a las que estábamos acostumbrados a ver. Supongo que es un cúmulo de agentes. La figura del arquitecto estrella ya no está tan demandada porque el momento económico y político no está por esos derroteros. A día de hoy hacen falta otro modelo de profesionales que den respuesta a las necesidades que se están planteando actualmente. Siempre habrá autores donde su persona esté por encima de su trabajo, independientemente del mismo. Al final la arquitectura es una profesión tan respetable y necesaria como otras muchas. Y creo que ser un buen profesional debería estar por encima de cualquier otro aspecto.

Pues si en los ilustradores me costó, aquí no va a ser excepción. ¡Difícil dar un sólo nombre! Pero como me imagino que me tengo que “mojar”, diré algunos:

Como viviendas, diré la casa Ricarda de Antoni Bonet Castellana en el Prat de Llobregat y la casa Can Lis de Utzon en Mallorca. Tuve la suerte de visitarlas y aún se me cae la baba recordando tanto las viviendas, como el lugar donde se ubicaban.

Y cambiando uso y escala, la Mezquita-Catedral de Córdoba, donde no estuve hace mucho. Si ibas a primera hora de la mañana, la entrada era gratuita. Así que me pasé todos los días en los que estuve en la ciudad yendo a verla. Y todos los días tenían que echarme de allí. Así que si mantienen aún esa posibilidad, no dudéis en ir las veces que haga falta.

MB: Y como broche final: ¿Dónde te encuentras? ¿Algún proyecto en el que estés embarcado o en el que quieras embarcarte próximamente?

SV: Pues ahora mismo parece que esta dispersión de actividades en la que me he aventurado, comienza a dar sus frutos. A día de hoy colaboro con varios despachos de arquitectura y dedico todo el tiempo que puedo a la ilustración. Me siento cómodo con la posibilidad de poder moverme en distintos ámbitos y poder elegir, en la medida de lo posible, aquellos proyectos en los que sienta que más pueda aportar y más meinteresen.

De todos modos, no creo que sea sólo cosa mía. Más bien creo que es una tendencia generacional. Ya que las condiciones laborales no son las más favorables, el concepto de estabilidad laboral a largo plazo es difuso y cada año que pasa parece menos claro lo que es una “profesión de futuro”, hagamos de lo que más nos interesa nuestra profesión… ¿no?

Uno de los proyectos en el que estoy ahora inmerso y que me hace mucha ilusión, es la realización de la Falla grande de Castielfabib, colaborando con el estudio Nituniyo. Para quien no las conozca, las fallas son una de las fiestas más populares de Valencia. Creo que es un proyecto que aúna muchas de las cosas que me han ido interesando en estos años, tratando desde otro punto de vista un aspecto muy arraigado a la ciudad y por qué no decirlo, con ellos me lo paso en grande.

Y proyectos en donde me vaya a embarcar… dicen que lo mejor siempre está por llegar. Así que sólo queda seguir trabajando para conseguirlo.

© Memosesmas

Texto: Manu Barba + Entrevista a Santiago Vicente Calvo / Imágenes: info en el pie de foto / Entrevista realizada en exclusiva para AAAA Magazine  / Fecha de publicació: 2 de enero de 2016

Manu Barba