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Arte y arquitectura: Magia / Entrevista a Carlos Gutiérrez

¿Cómo se construye una ilusión? ¿Qué escenarios albergan la magia?

Las artes escénicas son una representación concebida para un espacio muy limitado, el escenario, que sin embargo puede construir mundos enteros. Teatro, danza, música, muestran en esos pocos metros volcados a las butacas, al campo o los graderíos, aquellas historias que quieren contar, sentimientos que transmitir, vidas y lugares que dar a conocer.

Pero quizás, de entre todas esas artes, hay una particularmente especial en su escenificación: la magia, donde lo que se muestra no es, y lo que es, no se muestra. Con delicadeza, ciencia, creatividad e ingenio, los ilusionistas son capaces de construir entre la escena y el backstage todo un mundo de fantasía en nuestra mente, atareada buscando respuestas, a pesar de la sencillez de los artefactos que aparecen ante nuestros ojos.

Hablamos con Carlos Gutiérrez, arquitecto y mago, recién llegado tras la gira que acaba de realizar por Oriente Medio y Australia.

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Ana Asensio (AA): Eres arquitecto, pero te dedicas profesionalmente al arte de la magia. De hecho, desde la escuela de arquitectura ya se te conocía cariñosamente como «Carlos, el Mago». ¿Cómo llegaste a ella?

Carlos Gutiérrez (CG): Pues desde muy niño ya me llamaban mucho la atención los espectáculos, y más en concreto los de magia. Era habitual que por navidad me regalaran cajas de magia, hasta que con 16 años me crucé accidentalmente en internet con un página para magos. Gracias a ella empecé a hacer mis primeros juegos de magia de verdad, y contacté con gente aficionada como yo.

Me compraba libros y practicaba con mi familia, hasta que un día me vio un mago profesional, Luis Arza, e inmediatamente me acogió como su alumno. Él solía enseñar a sus alumnos juegos de cartas, pero yo desde el principio quería subirme a un escenario de verdad. Con él aprendí muchísimo, sobretodo de psicología, una parte fundamental de la magia, y poco a poco fui avanzando y montando numerillos. Yo le ayudaba en sus actuaciones, y con lo que me pagaba me compraba libros y nuevos juegos con los que seguir avanzando.

Poco a poco me fui introduciendo en este mundillo que me permitía inventar cosas en apariencia imposibles y desarrollar cómo llevarlas a cabo.

AA: ¿Qué paso después? ¿Cómo te profesionalizaste?

CG: Una vez, ayudando al que era mi maestro, conocí a otro mago al que admiraba, se llamaba Justo Thaus. A mí me gustaba cómo su magia estaba apoyada en fascinantes personajes muy teatrales, y a él le gustaba mi criterio y visión estética de cómo debía de ser un número de magia; a partir de aquí empezamos a tener contacto regular. Todo esto pasaba mientras yo estudiaba arquitectura, lo que a veces me complicó mucho los cursos y me hizo apartarme de la magia temporalmente.

Un día me llamó por teléfono y me dijo que le hacía falta mi ayuda; él llevaba años trabajando en un nuevo número, una marioneta de hilos que hacía magia. El títere se llamaba Carlini y estaba inspirado en los magos de frac y chistera. A partir de aquí nos pusimos a trabajar y poco a poco desarrollamos un número muy complejo pero treméndamente bello, pues era el primer títere del mundo que hacía magia.

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AA: ¿Este es el proyecto en el que trabajas actualmente?

CG: Exactamente, “The Grand Carlini”, que es como lo titulamos, lo presentamos en junio de 2015 en el Congreso Mundial de Magia en Rimini, Italia. La acogida del público fue impresionante y al bajar del escenario se nos acercó el director de la compañía “The Illusionists”, la más importante del mundo en grandes espectáculos de magia. Nos reunimos con él aquella misma noche y nos ofreció formar parte de su último espectáculo “The Illusionists 1903” inspirado en la edad dorada de la magia, a principios del siglo XX. Evidentemente aceptamos la invitación, y poco meses después empezamos a trabajar con ellos.

AA: ¿Puedes contarnos más acerca de esa época dorada de la magia en la que se ambienta vuestro show?

CG: A principios del siglo XX en las grandes ciudades empezaron a aparecer los primeros espectáculos de variedades; en ellos había trapecistas, malabaristas, espectáculos con animales, humoristas, bailarines, y por supuesto había magos. Estos shows rápidamente se empezaron a convertir en el entretenimiento de las masas, y los empresarios empezaron a construir grandes teatros y salas de conciertos con modernos medios técnicos. La magia, que siempre había sido un arte menor relacionado al esoterismo empezó a progresar y a salir de la oscuridad. Se montan entonces los primeros shows íntegramente de ilusionismo en los que había efectos espectaculares como apariciones, desvanecimientos, levitaciones, y otros efectos que hasta entonces el público nunca había visto. Era un época de progreso en la que se crearon modernas ciudades, escenarios y por supuesto espectáculos.

AA: ¿Cómo es el show de The Illusionists 1903? ¿En qué consiste vuestro número?

CG: Es un show fascinante que tiene magos muy distintos, hay malabaristas, cartomagos, mentalistas, escapistas, grandes ilusiones y otras tantas disciplinas de la magia, todo ello con música en directo y con un montaje espectacular. Nosotros llevamos el número más pequeño y delicado, piensa que Carlini apenas mide 60 centímetros de alto, pero sin embargo es de los mas poéticos. Al público le encanta, y no sólo se sorprende por sus juegos de magia, sino por el hecho de que una marioneta tenga vida.

AA: ¿Cómo es la coordinación entre los dos artistas de Carlini? ¿Cómo preparáis y ejecutáis la obra?

CG: La preparación y ejecución del número es muy delicada y compleja, dar vida a una marioneta es algo muy difícil, y mucho más si la marioneta hace magia. Nuestras tareas están muy definidas e intentamos ser muy rigurosos en la preparación y ejecución, evidentemente no te puedo contar cómo lo hacemos, porque si no se pierde la magia, pero sí te puedo decir que se trabaja muchísimo todos los días para apenas estar unos minutos frente al público.

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AA: En el mundo del espectáculo, la escena y el público son parte principal del show, sin embargo, en la magia, lo que no se ve es precisamente base del espectáculo. ¿Cómo es mostrar una ilusión?

CG: Bueno, nosotros partimos de que todo en la vida es una ilusión, lo realmente importante es lo que percibe el público ¿Qué hay más real que una emoción? La manera en la que conducimos al espectador a esa emoción es algo secundario, unos utilizan el movimiento del cuerpo, otros instrumentos y sonido, nosotros utilizamos trucos visuales.

AA: ¿Puedes contarnos más sobre el doble trabajo en escena / tras la escena en ese tándem que hacéis Justo Thaus y tú?

CG: Justo es una persona con unas habilidades increíbles y un extensísimo conocimiento sobre magia. Yo en cambio aporto un visión más teatral y escénica para intentar que todo el conjunto funcione.

Como en toda disciplina creativa, siempre hay momentos de ida y de vuelta, y el que seamos dos personas muy distintas nos ayuda mucho, tenemos visiones distintas de las cosas, pero siempre llegamos a un lugar común.

AA: ¿Qué proyectos vais a desarrollar próximamente?

CG: Hemos estado recientemente en Oriente Medio y en Australia,  llegando a actuar hasta en la mismísima Ópera de Sidney (imaginaos qué significaba eso para mí). Ahora mismo estamos con The Illusionists 1903 preparando futuras giras, y apenas podemos pensar en proyectos futuros conjuntos, pero trabajamos día a día para que nuestro número mejore. Actuar en una producción estable nos está permitiendo analizar las reacciones del público y ver qué pequeños detalles o movimientos hacen que la audiencia se emocione, así que tras cada actuación ponemos en común todo lo que ha pasado, y eso nos permite progresar.

Para este año la compañía está planteando ir de gira por México y Latinoamérica, y seguramente también Broadway y las principales ciudades de Estados Unidos. Ya se verá.

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AA: ¿Cuál es tu ilusión como ilusionista? ¿Crees que puedes proyectar una trayectoria que funda más tu doble vertiente profesional artista – arquitecto?

CG: Me encantaría seguir trabajando en teatro y crear algún espectáculo que fusionara la arquitectura a través de la escenografía con la magia, algo tengo en mente desde hace años pero necesito tiempo para desarrollarlo y siempre ando metido en demasiados proyectos. También me apasionan otras artes escénicas como la danza o la ópera, y me encantaría trabajar en una producción de ese tipo, creo que la magia y la arquitectura puede aportar mucho a otras disciplinas.

AA: ¿Qué ha aportado la arquitectura a estos mundos fantásticos que ahora construyes a través de la ilusión?

CG: La arquitectura me ha aportado muchísimo, principalmente a tener conciencia de qué es una idea y que para llevarla a cabo tienes que ser muy trabajador y riguroso. Me ha aportado también unos conocimientos técnicos brutales, porque aunque en magia se pueden comprar muchas cosas, si buscas algo concreto te lo tienes que diseñar y fabricar tú mismo. Y por supuesto me ha aportado un gran conocimiento estético, de luces, de proporciones, de cómo deben de ser las cosas en un escenario para que todo esté en equilibrio, y este conocimiento lo llevo ya conmigo de manera natural y lo aplico sobre todo lo que hacemos.

 AA: Nos dejas una idea de despedida?

 CG: Bueno, yo animo a todos aquellos arquitectos que se encuentran parados por la situación actual que vive la profesión a que trabajen en otras disciplinas, tenemos una inmensa capacidad gracias a nuestra formación, basta con encontrar algo que de verdad nos apasione y aplicar todo lo que sabemos. Por último me gustaría decir que los sueños se cumplen y que para ello hay que trabajar siempre con pasión.

Entrevista realizada en exclusiva para AAAA magazine / Fecha: 27 feb 2016

Ana Asensio Rodríguez

Ana Asensio (Almería,1986). Arquitecta formada entre Granada, Venecia, Londres, Santiago de Chile y Madrid. Especializada en memoria y arquitectura popular (Beca Iniciación a la Investigación, UGR, 2015), y Habitabilidad Básica para Asentamientos Humanos Precarios (Postgrado UPM, 2017), desarrolla su actividad a través de la investigación, el documentalismo, la acción cultural y la práctica arquitectónica, especialmente centrada en los cruces de caminos entre el conocimiento popular, la cultura contemporánea, los derechos humanos y el hábitat rural. Su trayectoria profesional está íntimamente ligada a los contextos africano y latinoamericano.