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La fortaleza

[caption id="attachment_2495" align="alignnone" width="560"] © Ana Asensio[/caption]   A veces, cuando en tu lejanía crujen las murallas y se abren fisuras en los adarves, y en mi castillo ambulante cae la guardia en un sueño inevitable, a veces, cada tres lunas, nos desnudamos al paisaje. Sin nada. Sin nadie. Para poder tocar la punta de los dedos, y construir en una palabra, un cifrado mensaje, un jardín interminable.   [caption id="attachment_2494" align="alignnone" width="560"] © Ana Asensio[/caption]   Texto: Ana Asensio Rodríguez / Fotografía: Ana Asensio Rodríguez / Fecha: 17 jul 2015...

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No Lugar

En el camino a cualquier parte, nos pertenecen los recorridos, sinuosos, de la línea continua o interrumpida de la calle. Tras las ventanas, visillos y postigos se esconde otro mundo, quizás cruel o hermoso, a veces llamado íntimo, el lugar desconocido. Nunca lo veremos, ni descifraremos sus secretos. El no lugar que nos separa es lienzo de quien mira, e imagina una vida al otro lado.

© Ana Asensio

© Ana Asensio

Cuaderno de viaje

Permanezco así largo rato, los codos en la ventana, la cara a la calle, mirando hacia arriba tratando de descifrar el camino esquivo del viento. Dejo que me roce la piel, y que siga su camino. Llévame, vendaval, a una noche de verano horneada de jazmín, a un húmedo día de primavera, extraño, amarillo, vestido de azahar.

Diario Íntimo

El sol cae de sueño, dejándose mecer entre los brazos de unas nubes grises disueltas por la música. «Llorona» suena de fondo, llevándose las últimas motas de escarcha de la piel. No importa el dónde. No importa con quién. El día acaba, y tras él otro, aderezado con nuevos sabores, salpicado con nuevas personas, sombreado con nuevos aromas, que nunca podrán desbaratar el paño urdido de la rutina.

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© Ana Asensio

de Sal a Sol

Las fotografías envejecen dentro de un cuaderno rancio. Blanquecinas, como los resquicios de un paisaje perdido. Paisaje arañado de sal y nostalgia podrida, con olor a tomillo, con aroma a lavanda. Las imágenes se agrietan igual que algo dentro de mi. Grito ahogado por las vísceras, que no cesa de decir ‘no eres mío’. Cruje el barro seco bajo los pies, susurra la brisa desde las aguas profundas. Vete ya. Abandóname mar, pero no me dejes nunca.

© Ana Asensio