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La arquitectura debe morir

Hemos dejado de lado la oportunidad de morir. Tememos cerrar los ojos y no poder volver abrirlos jamás. Tememos al sueño eterno. A perderlo todo. Olvidar las relaciones personales. Dejar atrás nuestras pertenencias y dejar atrás todo lo que algún día creímos nuestro.

Hay ocasiones en que me siento muy cercano a la muerte, ocasiones en las que me gustaría morir: Cerrar los ojos, cansados de tanta mentira. ¿Pero es la muerte algo necesariamente negativo? Morir, desde otra perspectiva, debería ser visto como una oportunidad única.

The Capitalization of Movement

Tijuana © Elsa Solorio Borbón

Tijuana © Elsa Solorio Borbón

Day after day, millions of people are forced to spend a considerable number of hours stuck in their city’s traffic, trapped in their own transit. Cities, with their people and their routines create strong pendulum-like inertias that generate a rhythmic and sequential movement.

Moving back and forth, from left to right, at a certain time,on certain days of the week is an inevitable part of daily life. There are times and routes that one thinks or hopes may be calculated. . This is where the majority of the citizens’ irritability stems from – the obstruction of movement.   For car accidents, road remodeling, and funeral marches attack one of the most cherished values that humans possess: their time.

La Capitalización del Movimiento

Tijuana © Elsa Solorio Borbón

Tijuana © Elsa Solorio Borbón

Día a día, millones de personas se ven obligadas a pasar un buen número de horas detenidas en la congestión vial de ciudades atrapadas en su propio tránsito. Las ciudades, con su gente y sus rutinas, crean fuertes inercias pendulares que generan un movimiento rítmico y secuencial.

Moverse de arriba abajo, de izquierda a derecha, a cierta hora y ciertos días de la semana, es inevitablemente parte de la vida cotidiana, con tiempos y rutas que se piensan o desean calculables. De ahí que gran parte de la irritación ciudadana provenga del entorpecimiento de los desplazamientos.

Porque el accidente de tránsito, la remodelación vial o la marcha funeraria, atentan contra uno de los valores más preciados que el humano posee: su tiempo.