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Carta de una arquitecta española en Haiti

Me gustaría pedirte que, por un momento, hicieras un ejercicio de empatía y de sinceridad, ¿te imaginas que, de un día a otro, y en cuestión de segundos, lo perdieras todo? Y cuando digo «todo», digo «todo menos la vida»: tu casa, tus pocas pertenencias y hasta, incluso, algún familiar y tu modesta fuente de ingresos.

¿Te imaginas que, además, vivieras en un país que no contara con los medios, ni humanos ni materiales, para poder asistirte en esa situación de emergencia?