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Recuerdos de una ciudad embrujada / Shanghai

Recuerdo Shanghai. A veces.

El primer día, como un contínuo de varias decenas de horas, desde que despegué con alas de aluminio de mi país. No sabía si era de día, o de noche, si tenía sed, o hambre. Casi no sabía en qué punto del planeta estaba.

Shanghai, a veces te recuerdo. Otras simplemente, leo la única página que escribí:

© Ana Asensio

© Ana Asensio

Arquitecturas en papel / Los ladrillos se volvieron más valiosos que las personas

«Según Stillman, el episodio de la torre de Babel era una recapitulación exacta de lo sucedido en el Edén, sólo que ampliada y generalizada en su significado para toda la humanidad.

La historia adquiere especial sentido cuando se considera su posición dentro del libro: capítulo XI del Génesis, versículos 1 al 9. Éste es el último incidente de la prehistoria en la Biblia. Después de eso, el Antiguo Testamento es exclusivamente una crónica de los hebreos. En otras palabras, la torre de Babel representa la última imagen antes del verdadero comienzo del mundo.

La ciudad que me llevé en la piel

El Atlas abraza con sus puntiagudas rocas al río Draa, como si deseara acariciarlo y lo hiriera sin querer. El femenino río se viste con verdes telas de palmeras infinitas. Palmeras preñadas de dátiles, que proyectan una sombra plumosa sobre la blanda tierra marrón.

Tamnougalt se esconde entre ellas. Tímida y altiva al mismo tiempo. Tamnougalt y sus altos muros de barro que construyen arquitecturas perfectas, arquitecturas milenarias, de gruesos muros y pequeños ventanucos. Dentro un mundo secreto, más secreto aún que la sombra de las palmeras.

Ciudad sin lluvia, que sólo bebe de la gran dama río. El sol me tuesta la piel, la luz aclara mis ojos. Mis rizos negros se entrelazan con trigo, con miel.

El día se acaba, la Kasbah de barro me encierra, la noche me ensombrece… sólo puedo dormir. El silencio es total, sólo los grillos se escuchan, sólo infinitos astros distraen mi vista adormecida y excitada al mismo tiempo por esa soledad, por esa mágica soledad.

Sonidos diferentes, algo me despierta. Salió el sol, pero el calor no me arrebató las sábanas. El día no parece el mismo, ni la luz, ni los olores. El Draa ruge furioso, el cielo cruje. Es la lluvia. Está aquí.

Art & Architecture: Decay / Matthias Haker

© Matthias Haker

These walls speak. People lived here. They cried and laughed here. And, there were feasts, balls, kisses, nightmares and sorrow there. Great stories and small, everyday moments buried under the weight of extinction, under the shadows of decay.

A sort of apocalyptic scent dances with the fallen leaves that gather into piles against the walls and between the winding staircases. Something both scary and attractive drives you towards a scenery in twilight, into the architecture’s agony.

But these are not ruins. Not just a bunch of stones proudly displayed in the middle of a square, surrounded by a mob of tourists, cameras in hand. Their erosion is not covered by the make-up of restorations, like an old lady still trying to be young, running from the inexorable passage of time.

These buildings aren’t dressed in vanity, but hide their secrets in shadows. But there is beauty to be found in their abandonment, an intimate beauty revealed by the German photographer Matthias Haker, who fights for the preservation of their slow-paced decay, capturing it in his photography and keeping the location of such architectural Venuses a secret.

Art & Architecture: Patterns / Dariusz Klimczak

How do you dream architecture?

Dreams are set in uncertain surroundings. When we sleep, we imagine and become the architects of our own world, capable of creating, materializing, and inhabiting far from our consciousness and the desire for consciousness.

Oneiric Architecture is self-generated and self-destructive, leading us to project spatial sensations into our minds, created when reality has become obsolete. In the contortion of the daydream, Oneiric’s space is set in an illogical, strange underworld where infinity and absence, lights and shadows, patterns and paradoxes are the materials that shape of our quirky architecture.

This ‘random’ piece of construction, a creative and inventive spontaneity that comes from a naked view of ourselves, free from the social artifices of our environment, are expressed through photographic manipulation in the work Patterns, by the Polish photographer Dariusz Klimczak.

Ciudad de círculos y líneas / Londres

© Ana Asensio

© Ana Asensio

La ciudad habla, y nos regala un telón de fondo en cada fachada. El espacio se pliega, se ensancha y gira, ahí afuera. La vida que se desarrolla extramuros de las edificaciones, esconde tras los ladrillos y enredaderas su mitad oculta.

Todas las ciudades albergan mundos diferentes, mallas superpuestas que producen una escenografía múltiple, que no siempre veremos. La ciudad de los gatos, arriba, en los tejados; la rápida calzada de los coches; los sótanos clandestinos. Nuestra estructura mental de la ciudad, de cómo dialogamos con ella, viene generada por los recorridos que en ella podemos permitirnos, y por la escena que en ellos nos envuelve.

Arquitecturas en papel / Solo en su pequeña habitación…

soledad y memoria ©Ana Asensio

©Ana Asensio

«Nochebuena de 1979, está en Nueva York, solo en su pequeña habitación del número 6 de la calle Varick. Por todas partes hay rastros de la antigua vida de la casa: redes de misteriosas cañerías, tiznados techos de metal, siseantes radiadores de vapor. Cada vez que sus ojos se posan sobre la puerta de vidrio, lee las letras torpemente grabadas al otro lado: <R. M. Pooley, Concesionario Electricista>. No es un lugar pensado para que viva gente, sino para albergar máquinas, escupideras y sudor.

No podía definirlo como un hogar, pero era todo lo que había tenido en los últimos seis meses. Unos cuantos libros, un colchón en el suelo, una mesa, tres sillas, un hornillo y un fregadero corroído con agua fría. El lavabo está al otro lado del pasillo, pero lo usa sólo para cagar, pues mea en el fregadero. Durante los últimos tres días el ascensor ha estado fuera de servicio, y como vive en el último piso, no le dan ganas de salir. No es que le asuste subir los diez pisos por la escalera, sino que encuentra descorazonador cansarse de ese modo sólo para volver a aquella desolación.

Nacida de un modo de mirar

"Aquí tenemos también un arte, la arquitectura, nacida de un modo de mirar, porque de estas mínimas peculiaridades depende a lo mejor el arte de un pueblo, y sus costumbres, y su política, y hasta su manera de entender el cosmos" Ortega y Gasset...

"Aquí tenemos también un arte,...

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Arquitecturas en papel / La vida de la ciudad

  "Tenía este Marcovaldo un ojo poco adecuado a la vida de la ciudad: carteles, semáforos, escaparates, rótulos luminosos, anuncios, por estudiados que estuvieran para atraer la atención, jamás detenían su mirada que parecía vagar por las arenas del desierto. En cambio, una hoja que amarilleara en una rama, una pluma que quedase enganchada en una teja, nunca se le pasaban por alto: no había tábano en el lomo de un caballo, taladro de carcoma en una mesa, pellejo de higo escachado en la acera que Marcovaldo no notase, y no hiciese objeto de cavilación, descubriendo las mudanzas de las estaciones, las apetencias de su ánimo y la miseria de su existencia." Texto: Italo Calvino. Fragmento de “Marcovaldo” / Ilustración: Alejandro Sanna / Fecha 07 abr 2014 /   ...

  "Tenía este Marcovaldo un o...

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