Arte y Arquitectura: La Casa-Cuerpo / Ángela Rodríguez de Sherpahead
Una casa tiene paredes y ventanas. Se entra por una puerta, y se pisa el suelo para ir de un sitio a otro. La casa tiene techo, y puede tener tejado. Si tiene varias plantas tiene escaleras. Si es grande, con suerte, tiene una puerta trasera, que lleva a un jardín. La casa se apoya en el suelo, y la chimenea a la vez mira al cielo. El hogar tiene cortinas alegres, que bordó la más vieja de las mujeres. Tiene también una madreselva, que en primavera florece de miel. Al volver al hogar, notas su olor, entre horno, serrín y jazmín. Al olerlo, recuerdas dónde estás, en la casa, la tuya, la que te hace ser de aquí.
La casa la construyeron los primeros hombres, porque necesitaban pararse a vivir. Ya no podían seguir viajando, siempre por ahí. Hicieron un gran fuego, que fue el hogar, y alrededor de él las cañas, las maderas, y las pesadas piedras empezaron a levantar los muros. Los muros anclaron sus pies en el suelo, y sus habitantes nunca más se quisieron ir.
La casa como calidez de la pertenencia, como las raíces del árbol más grande del jardín. La casa es remanso, es quietud. La casa es almacén y acumulación. La casa parece ser el lugar para la estabilidad, para vestirla de ti, y vivir para siempre ahí. ¿Se pueden mirar esos muros y ventanas como algo mucho más efímero, temporal e intercambiable? ¿Podremos vivir, y sobrevivir, lejos de la casa, del lugar, de la raíz? Siendo nómada, ¿quién es ese ente extraño que es el hogar?
Ángela Rodríguez es una artista plástica malagueña, que siempre ha fantaseado con lugares lejanos y exóticos, llevándola a no pararse mucho tiempo en un mismo lugar. En sus 27 años, y desde que dejara el primer hogar para estudiar Bellas Artes en la Universidad de Granada, e Ilustración Creativa y Comunicación Visual en la Escuela de Arte y Diseño Eina de Barcelona, su maleta ha ido siempre con ella, a Francia, a Turquía, a Escocia, y a muchos sitios más que la esperan para vivir. En su último trabajo explora la Casa-Cuerpo, ese ente vivo y familiar, que nos rodea como una piel.
“No concibo la casa como algo extraño o ente aparte, de hecho identifico ésta con el cuerpo mismo. Entiendo el cuerpo como nuestro primer y más básico albergue, la piel que limita realidad con imaginación. Vivimos en ella pero a través de la dimensión del sueño. Solo podremos cobijarnos en su interior si nos convertirnos en individuos soñadores.
Como todas las casas, la casa-cuerpo tiene puertas falsas, rincones olvidados, escaleras secretas, alcobas prohibidas y cajones candados. Los dibujos que estoy haciendo son el cable conector con esa dimensión, que me permite participar activamente en mi casa-cuerpo como habitante. Abrir los cajones que estén cerrados y mirar qué hay dentro.”
La obra de Ángela está marcada por una obsesión por los “Otros”, que pueblan sus dibujos, pinturas, ilustraciones, esculturas, murales y tatuajes. Seres extraños como antropización de lo defectuoso, indigno, desagradable.
“Mediante el arte vomito miedos y fantasmas personales. A estos fantasmas yo los llamo cariñosamente los “Otros”. […] Así principalmente es mi propio mundo interior el origen de la inspiración en mi trabajo. Igualmente la estética de lo feo, lo abyecto, lo desagradable me llama poderosamente la atención. Puedo expresarme mucho mejor a través del asco o el miedo que a través de lo bonito y agradable.”
En la Casa-Cuerpo, ese ser extraño muta a algo mucho más familiar. El proceso de entendimiento de la propia casa, de sus tesoros, y sus misterios ocultos, será al mismo tiempo una exploración de lo más íntimo del ser, la casa dentro de nosotros mismos. “Sus muros son nuestra piel que alberga, remitiéndome a G. Bachelard “nuestro ser de dentro”. Al convertirnos en seres soñadores, nuestra casa la puebla la imaginación, y la memoria llena los rincones.
“De ahí puede entenderse que una actitud nómada para nada afecta a esta casa que siempre nos acompaña. Cuando logramos convertirnos en seres soñadores y habitar la casa primera, protectora de la imaginación y la antememoria poco importa si nuestra actitud para con el mundo exterior es nómada o sedentaria. En palabras nuevamente de G.Bachelard, ‘Dentro del ser hay un calor que acoge el ser que lo envuelve’.»
Cuando logramos reavivar este calor primitivo cualquier casa extra corporal (de ladrillo y cemento) es una extensión de la casa primera. […] Cuando logramos entender que la llamada estabilidad es algo interno y dejamos de buscarla fuera encontramos un sentimiento de libertad que nos impulsa a movernos, expandirnos por el mundo, a ser nómadas.”
* Ángela Rodriguez es ilustradora y tatuadora en Sherpahead, y miembro del colectivo de ilustradoras de fanzine Tricorñio. Expone en centros sociales auto gestionados, galerías, salas, edificios abandonados, calles, descampados etc. Puedes conocer más obras de la artista a través de su website http://sherpahead.weebly.com/ y http://tricorniofanzine.tumblr.com/
Texto: Ana Asensio Rodríguez + Entrevista a Ángela Rodríguez/ Ilustraciones: Ángela Rodriguez Gallego (Sherpahead)/ Escrito originalmente para The AAAA Magazine / Cita: Asensio, Ana. “Arte y Arquitectura: La Casa-Cuerpo / Ángela Rodríguez de Sherpahead” 14 Jun 2014