Arte, herramienta para conocerse / Arquitectura y educación Vol. 2
Parece que todos sabemos que Finlandia es país puntero en educación aunque, según he escuchado recientemente, Corea del Sur haya tomado la delantera. Lo que no queda tan claro es que sepamos las razones que han llevado a Finlandia a tener esta alabada fama. ¿Conocíais las escuelas de arte para niños y jóvenes? Yo, hasta hace unos meses, tampoco.
Las instituciones que marcaron la diferencia en el sistema educativo finés surgieron en 1992 cuando salió la Ley sobre la Educación Básica de Arte, comenzándose a implantar materias como música y bellas artes como asignaturas integrales en el sistema educativo.
Ante el éxito de la propuesta de estos centros de enseñanza, se generó una necesidad de espacios que relacionaran la educación con el arte. Ésta, fue una necesidad común más que una necesidad implantada, por lo que se realizó una hoja de ruta con los propósitos, objetivos, contenidos, competencias del equipo educativos… creando una nueva tipología gracias a que los ayuntamientos confiaron plenamente en los profesionales que trazaron este nuevo proyecto.
La raíz de la creación de estos centros viene del año 1982, cuando ya se creó la Asociación Finlandesa de las Escuelas de Arte para Niños y Jóvenes. Lo que pasara entonces sumado a la ley de 1992 se refleja en la actualidad en una serie de Institutos Educativos como son Annantalo, Caisa, Kanneltalo, Stua…
Estas escuelas de arte, financiadas con fondos públicos, tienen como objetivo la educación integral en el arte, desarrollando la personalidad completa de los alumnos sin importar a qué se vayan a dedicar en el futuro, ya que la educación en la escuela de arte es considerada para beneficiar a cada niño/joven y que llegue a conocerse para decidir la disciplina que ejercerá. Practicar el arte impacta en la totalidad de la persona ya que ayuda al desarrollo del pensamiento, de la vida intelectual y a la observación.
De esta manera, mediante la creación de una atmósfera creativa, se consigue una educación renovada, experimental y entusiasta que, gracias a estar centrada en la resolución de problemas y la indagación, hará que los habitantes más jóvenes de la sociedad tengan unas destrezas que ayuden a que ésta avance como un conjunto uniforme.
Porque este tipo de educación experimental tiene en cuenta los pensamientos e ideas de los estudiantes, tal y como se estudia la disciplina de la arquitectura. Con metodologías similares, se pueden atracar disciplinas diferentes, ayudando a observar el mundo desde una perspectiva más amplia, educando en la resolución creativa de problemas. Haciendo del arte una herramienta para conocerse mejor, un medio de expresión que nos lleve a comprender el mundo a través de nuestra experiencia.
Así, en Finlandia, los institutos educativos que imparten el sistema fundamentado en la enseñanza del arte con el objetivo de que sea una herramienta para que el alumno desarrolle su personalidad completamente, rehúsan calificar el arte como un hobby o manualidades, defendiendo que la educación tiene que ser creativa, centrada en la resolución de problemas y la indagación.
Este pensamiento pedagógico que baña las clases de estos institutos, es el que ya conocemos a través de la forma de hacer de Sócrates, donde el profesor acompaña a los alumnos, haciendo de la interacción alumnos-profesor un sistema de aprendizaje más real ya que en la vida adulta trabajamos con profesionales de diferentes edades y disciplinas. Sin dejar de aprender y tomando conciencia de ello.
En las escuelas de arte de Finlandia consiguen que la necesidad de aprender proceda de la motivación del alumno, a quien se le da un rol activo en el estudio y en el aprendizaje.
Se establece un bloque de actividades; observación, trabajo y juego, y un bloque de aprendizaje; experiencias, habilidades, conocimientos e interés. La combinación de elementos de estos dos bloques cose las actividades que se practican en estas escuelas conformando el proyecto educativo.
Algunos ejemplos de institutos artísticos serían: Annantalo, de arte para niños y jóvenes. Caisa, de multiculturalismo. Savoy Teattery y Espan Lava, de teatro. Kanneltalo, blues y jazz. Malmitalo, de cine. Stua, de danza…
En este caso, la tarea de la educación es guiar y activar la actividad de los estudiantes, su trabajo mental. El proceso de enseñar y aprender es considerado tan importante como los resultados finales concretos que surgen durante tal trabajo. Tal y como se realiza en las escuelas de arquitectura, donde la proyección de ideas se va desarrollando por etapas, ayudando al estudiante a madurar los contenidos de sus reflexiones mediante la cultivación del intelecto en campos del arte y la ingeniería.
En el proceso educativo de una persona, a mi parecer sin fecha de caducidad ya que nunca dejamos de aprender, está toda la sociedad implicada. Aprendemos de cada experiencia, y los espacios que nos rodean son parte de este aprendizaje.
Activa o pasivamente, la atmósfera que nos rodea marca nuestras experiencias y ya sea como arquitecto que diseña el espacio, interiorista que lo decora, o abogado que lo habita. Seguro que hay más de un juez que disfruta haciendo una acuarela o algún enfermero que nunca olvidará aquel trabajo de imprimación con linóleo que hizo en educación secundaria. ¿Por qué camino estamos yendo?