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Arquitecturas en papel / Los cortijos se suceden con sus aljibes.

«Yo me he apeado también y, desde el arenal, contemplo el segundo poblado. Las casas de El Barranquete son rectangulares, con ventanucos cuadrados y cúpulas. De lejos recuerdan las caperuzas de los trulli de la campiña de Ostuni y Martina-Franca en el sur de Italia, pero aquí los casquetes son únicos. Entre las pitas y los nopales, los muros enjabelgados reverberan el sol. Unos niños medio desnudos juegan con la arena y al badén se asoma una chiquilla montada sobre un asno. Sanlúcar ha regresado al camión, se detiene a mi lado y mira las casas blancas del pueblucho.

-Parece África, ¿verdad? – dice leyéndome el pensamiento.

Subimos a la cabina y, sin añadir palabra, pone en marcha el motor. […]

Yo observo que la carretera está en buen estado, allanada, con su chispo de peralte en las curvas. Las pitas alternan con los nopales. Sobre las albarradas, en os muros de las casuchas en ruinas, se repiten las inscripciones en pintura y alquitrán que me acompañan desde Almería,

FRANCO

FRANCO

FRANCO

Como permanezco silencioso, el Sanlúcar se apresura a informarme de que Su Excelencia el Jefe del Estado visitó la mina de oro de Rodalquilar durante su triunfal recorrido por la provincia.

– ¿La mina de oro?

– Ya la verá usté si nos dejan pasá. Es la única que hay en España.

Los cortijos se suceden con sus aljibes. En el campo de Níjar los pozos tienen la espadaña cubierta por una especie de casquete esférico blanco y ventanado. Una mujer saca agua de uno y corre el cerrojo de la puerta.

El camión deja atrás Los Nietos y Albaricoques. Son caseríos de una docena de casuchas, agrestes y solitarios. Veo cabras, gallinas, borricos y cerdos. Las tierras, ahora, son casi rojas. La cebada medra fácilmente en ellas y el paisaje se enriquece con nuevos tonos: verdehiguera y verdealmendro, rucio, albazano».

Camino a Rodalquilar  © Ana Asensio
Camino a Rodalquilar © Ana Asensio

Fragmento: ‘Campos de Níjar’, de Juan Goytisolo (1959) / Fotografía: Ana Asensio Rodríguez

Editorial