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Arquitectura Popular: Los Trulli Pugliesi

© Ana Asensio

“Los hombres . . . teniendo por naturaleza, a diferencia de los otros animales, el no caminar inclinados a la tierra, sino rectos y elevados para ver la magnificencia del cielo y astros; como también, hallándose aptos con sus manos y articulaciones para tratar fácilmente cuanto querían, empezaron unos a disponer sus techados de ramas. Otros a cavar cuevas a la raíz de los montes. Algunos imitando los nidos de las golondrinas y su estructura, con barro y lodo hicieron donde guarecerse.

Otros finalmente, que observaban estos abrigos, adelantando un poco mas sus invenciones, iban de día en día erigiendo menos mal arregladas chozas: así, que siendo aquellos hombres de imitadora y dócil naturaleza, gloriándose cada día de sus invenciones, se enseñaban unos a otros las nuevas formas de las casas que levantaban; y ejercitándose los ingenios en estas emulaciones, las iban de grado en grado mejorando de gusto” [libro 2º: Capitulo 1: Las comunidades primitivas y el origen de los edificios. Vitruvio II, I, “Del principio de los edificios” ]

Algunas de las arquitecturas que han llegado hasta nuestros días, han seguido extraños derroteros, caminos inescrutables que nuestra mente curiosa intenta desvelar. Nos preguntamos por su origen, sus precursores, sus influencias. Nos preguntamos por todo aquello que las ha dotado de una cierta configuración arquitectónica, de una morfología, de un lenguaje.

En nuestra sección de Arquitectura Popular investigamos construcciones tan particulares como “i trulli” del sur de Italia. Para dejar volar nuestra imaginación hasta tiempos remotos, para robar un retazo de Historia, para tratar de hablar su mismo idioma.

© Ana Asensio

Los trulli son una antigua tipología constructiva realizada totalmente con muros de mampostería de piedra en seco, sin mortero alguno, rematada con una cubierta de forma cónica. Esta cubierta, conformada como una bóveda en saledizo, aparece decorada con símbolos pintados con cal, y es soportada por muros de hasta un metro y medio de espesor, también encalados. La imagen que dibuja el conjunto de estas construcciones en los pueblitos de la Puglia italiana habla por sí sola de su riqueza, que, como veremos a continuación, va mucho más allá de lo meramente estético.

ESTUDIO GEOLÓGICO-CLIMA

La Puglia es una región al sur de Italia situada entre los montes Appennini y el mar Adriático, extendiéndose a lo largo de casi 20.000 km2. Esta vasta área juega entre montes suaves, amplias llanuras, y las aguas turquesas del Adriático, bañándose en un clima subtropical de veranos secos y calurosos e inviernos húmedos y templados.

© Ana Asensio

En su zona central se encuentra la subregión de La Murgia: un altiplano de no más de 700 m de altitud y unos 4000 Km2 de extensión. Un día del mes de junio como éste, unos cuantos años atrás, viajamos hacia este pequeño paraíso huyendo del lluvioso norte. Ascendiendo el altiplano por la sinuosa carretera, el paisaje comenzaba a cambiar. La Murgia, constituida por estratos calcáreos (calizas blancas y ocres especialmente), regalaba un terreno rocoso que miraba desde las alturas las lejanas y verdosas costas del Adriático.

Como su nombre en latín nos cuenta [Murgia ->“murex” -> “roca aguda o afilada”], el terreno ofrecía desde épocas pretéritas un material de fácil extracción y explotación, que marcaría para siempre un sendero evolutivo diferente al resto de la vida pugliese, y por tanto, de su arquitectura.

ORIGEN E HISTORIA

Cortesía de commons.wikimedia.org

Gracias a este sustrato encontramos asentamientos humanos con edificaciones siguiendo esta particular técnica constructiva con mampostería de piedra caliza. Pueblos como Alberobello, Locorotondo, Cisternino, Fasano, Martina Franca, Putignano, Noci, etc, forman la denominada “Murgia dei trulli”, una de las áreas conservadas con mayor homogeneidad urbana de Europa, y que además, siguen ocupadas hoy en día. Sólo en Alberobello, la llamada “capital de los trulli” declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1996, con una población de casi 11.000 habitantes, 4000 de ellos viven hoy en trulli.

El origen de estas construcciones, así como la etimología de la propia palabra “trullo”, no está claro.  Según Gabriella Esposito en “Architettura e storia dei trulli” (1983), “trullo”, podría derivar de la voz latina trullus que designa en general cualquier construcción rematada en cúspide, o del griego torullus (cúpula). Estas discusiones en torno al origen de la palabra están íntimamente relacionadas con el origen de la construcción: ¿Son originarias de la Murgia, como evolución de la choza primitiva de paja? ¿Significa entonces el paso de una estructura ligera y desmontable propia de un pueblo nómada a una estructura pétrea, estable y duradera propia de uno sedentario? ¿O fueron importadas de otros territorios?

© Ana Asensio

Hay que recordar que la construcción en forma de trullo no representa un caso excepcional. Desempolvando los libros de historia encontramos edificaciones similares en culturas ya muertas. Ya en el III milenio A.C, se erigían tholos en Egipto y  Mesopotamia, gracias a su sencilla ejecución que ni siquiera requiere el uso de cimbras formando aros concéntricos cerrados en un óculo central. La cultura Micénica, II milenio a.C, nos regaló el primer edificio monumental con cubierta cónica: el Tesoro de Atreo. Pero volvamos a la arquitectura habitacional y alejémonos de la monumentalidad:

El poblado de Koum en Aleppo, Siria, por ejemplo, se levantó totalmente con edificios en forma de trullo, en este caso revestidos externamente y coronados con pináculos como aquellos de Alberobello. ¿Tiene esto que ver con la presencia de asentamientos de grupos étnicos provenientes de Grecia, Asia Menor o Egipto en la Italia meridional de épocas pasadas? ¿Y las construcciones en Digano en Istria meridional, Baleares, Valchiusa en la Provenza, las cabañas de planta circular de Liguria y Cerdeña, o las construcciones en Harrán (Turquía)?.

Sean cuales sean las influencias, esta discusión nos permite sacar unas conclusiones respecto al origen de esta tipología tan especial: La naturaleza geológica de los terrenos y sus estructuras rocosas son el primer condicionante. Socialmente, y en una fase primitiva de desarrollo, se adopta la planta circular por su fácil construcción. Finalmente, la organización económica agrícola y de campesinado la asentará como tipología destinada a vivienda.

CONSTRUCCIÓN, ESPACIO E IMAGEN FINAL

Levantar un trullo requiere la sencillez y la facilidad de la lógica arquitectónica. Cuando cada material se emplea para lo que ha nacido, y los espacios surgen de la propia necesidad de un uso, la imagen final no puede ser sino la belleza. La vivienda se compondrá por la sumatoria de trullos, entendidos como el núcleo unos 30m2 rodeado por muros de un metro de espesor, y cubiertos con una cúpula en saledizo terminada en pináculo.

Este conjunto unido, cuyos volúmenes han surgido de manera orgánica por “gemación” se llama trullaia, y en sus espacios se desarrolla la vida familiar. Suelen estar constituidos por un trullo principal al que se accede directamente desde la calle, y que se destacará con la cúpula más alta de la vivienda, siempre distinguida con un símbolo pintado en cal, cuyo origen es aún discutido. A ésta se le adosan los trulli menores que albergan usos como el dormir, calentarse, cocinar.

Estos conjuntos habitados definen en sí mismos un paisaje urbano. Paisaje en constante diálogo con los trulli despersos por áreas agrícolas, fraccionadas por largos muros de piedras recogidas del campo para construir terrazas donde sembrar viñedos, olivos u otros frutales. De esta manera, el muro de mampostería de piedra caliza, colocada en seco sin mortero alguno, se convierte en el elemento básico tanto del este paisaje antropizado, como de la propia configuración urbana.

© Ana Asensio

 SOSTENIBILIDAD Y EFICIENCIA ENERGÉTICA

Hablando en términos de sostenibilidad, el material cumple hasta el punto que hemos visto hasta ahora, tres de las premisas básicas:

  • Bajo coste energético, tanto en su “producción” (el terreno ofrece el material) como en transporte (su abundancia hace que no sea necesario importarla de otros lugares). Normalmente el uso de la piedra supone un impacto grande, tanto por la energía necesaria para su extracción, como por la variación que provoca en el terreno, paisaje, ecosistemas. En la Puglia, éste no es el caso.
  • Durabilidad: La vida útil es hoy en día una de las grandes preocupaciones a la hora de determinar los materiales a emplear. La piedra natural es “el material eterno”, con una bajísima degradación de su capacidad al ser expuesto a la intemperie.
  • Resíduos: La piedra se utilizará en a arquitectura de los trulli para prácticamente todos los elementos de la construcción: cimentación, muros, cubierta… Al no utilizar mortero alguno para unir sus piezas, la destrucción de un trullo, ya sea por el paso inexorable del tiempo como por la voluntad humana, significará un simple túmulo  de piedra. De hecho, es tan rápida y económica su construcción, que muy a menudo se destruye un viejo trullo para levantar el nuevo, en lugar de hacer una intervención restauradora. El trullo se “autoregenera” de sus cenizas.

Acercándonos a la gran preocupación de la sociedad actual, la sostenibilidad, base del perseguido nuevo paradigma de la arquitectura, es necesario hacer una mayor profundización en su comportamiento energético. Esta visión es, a parte de su belleza formal y “amabilidad pintoresca”, la que puede “rescatar” esta tipología para adaptarla al momento presente, haciendo que forme parte de la línea evolutiva de la arquitectura y no quede relegada a un pasado que “restaurar”:

Recordamos que la eficiencia energética dependerá principalmente del ahorro en climatización, así como el aprovechamiento de recursos como el agua o la luz solar. Este confort humano perseguido depende principalmente de la temperatura del aire, la radiación solar, el movimiento del aire y la humedad. En el caso de los trullos, construcciones circulares de gruesos muros y pequeñas aberturas, la orientación y posición no será determinante de dicho confort, es decir, se puede decir que en cierto modo son “autónomos” en su comportamiento. Así, se comportarán de modo parecido al del hipogeo, o viviendas cueva (Revisa nuestro artículo dedicado a la arquitectura excavada) :

© Ana Asensio

El aparejo murario en piedra (cerramiento, que es al mismo tiempo estructura portante) permite una gran inercia térmica y, por lo tanto, una buena estabilización de la temperatura interna. En cuanto a la acción del viento, gracias a esa forma circular  se facilita también el re-enfriamiento nocturno al encontrar menos obstáculos. Esta planta casi circular cubierta de manera cónica cumple otras funciones: permite transferir el calor acumulado en la parte superior hacia los ambientes inferiores en el invierno, y viceversa. A esta circulación natural de aire se le suma la ventilación contínua y cruzada a través de una abertura en la “cumbre” de la cúpula, correspondiente a la chimenea, de nuevo de manera similar a las casa-cuevas.

Estas estrategias lógicas se completan con la reflexión de la luz gracias al encalado de sus paredes (que además cumple una función de higiene y salud, al ser el mayor desinfectante existente), o la recogida de de agua pluvial y su correspondiente almacenamiento en una cisterna bajo la estructura de la casa para el abastecimiento de la misma. Este aljibe colabora también en la refrigeración de la casa.

© Ana Asensio

Para explicar este conjunto de acciones climáticas de manera más gráfica, sólo tenemos que recordar el funcionamiento de un “botijo” de agua, y trasladarlo a la arquitectura. El botijo es un objeto típico de la cultura mediterránea: es en resumen una vasija de cerámica porosa para almacenar agua. Ésta se autorefrigera permitiendo beber siempre agua fresca, aún el día más caluroso del verano: El agua almacenada, al calentarse la superficie exterior, se filtra por los poros de la arcilla y en contacto con el aire se evapora, produciendo un enfriamiento (2,219 kilojulios por gramo de agua evaporada). Es decir, el botijo “suda”, y enfría su interior gracias a esa evaporación del agua exudada.

Este efecto es exactamente el que se produce en el interior de un trullo: su piedras calcáreas que se comportan como estructuras de condensación, para después conservar el agua en el aljibe. En verano el aire caliente que entra en el aljibe, como es un ambiente más frío, se condensa provocando la formación de pequeñas gotas de agua. En invierno, el vapor de agua contenido en el aljibe, al ser más caliente que el exterior, se condensará por su contacto.

¿ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA?

Esta evolución arquitectónica, analizada ahora a posteriori, no surge de otra manera que de la lógica, de la observación de las posibilidades del entorno, de su experimentación durante milenios, para llegar finalmente a un diseño eficiente desde el punto de vista energético-ambiental en un entorno como  la región de la Puglia.

Pero es además un paisaje, una cultura, el génesis de unas relaciones familiares, vecinales, y una forma de vida que, cualquier persona que viaje a tierras puglieses no podrá olvidar. Hay lugares que cuando los visitas, te invitan a permanecer en ellos para siempre; hay casas que te susurran al oído que las habites. Y me pregunto ¿No es ese el sueño de la arquitectura?

© Ana Asensio

Si estás interesado en invetigar más sobre este tipo de construcciones, recomiendamos el libro de Gabriella Esposito en “Architettura e storia dei trulli” (italiano)el documento «Piano di Gestione per il sito UNESCO trulli di Alberobello» del ayuntamiento de Alberobello (italiano), o toda la documentación colgada en la página de la UNESCO (inglés).

Texto: Ana Asensio Rodríguez / Fotografía: Ana Asensio Rodríguez &  commons.wikimedia.org/ Escrito originalmente para Plataforma Arquitectura / Cita:Asensio, Ana. «Arquitectura Popular: Los Trulli Pugliese» 18 Jun 2013

Ana Asensio Rodríguez

Ana Asensio (Almería,1986). Arquitecta formada entre Granada, Venecia, Londres, Santiago de Chile y Madrid. Especializada en memoria y arquitectura popular (Beca Iniciación a la Investigación, UGR, 2015), y Habitabilidad Básica para Asentamientos Humanos Precarios (Postgrado UPM, 2017), desarrolla su actividad a través de la investigación, el documentalismo, la acción cultural y la práctica arquitectónica, especialmente centrada en los cruces de caminos entre el conocimiento popular, la cultura contemporánea, los derechos humanos y el hábitat rural. Su trayectoria profesional está íntimamente ligada a los contextos africano y latinoamericano.