Arquitecturas en papel / El hogar es una mentira
«—El hogar es una mentira. Existe nada más que de nombre. Substancialmente, lo que se define por hogar, es una pocilga, en la cual un macho, respetablemente denominado esposo, practica los vicios más atroces sin que una hembra, su respetable esposa, se de por enterada. Pero, ¿y los vicios existı́an? ¿Qué hogares podı́an ser aquéllos, donde tres vidas, padre, madre e hijo, con prescindencia del sexo, vivı́an internamente separados por el desnivel de sus experiencias?
La experiencia del padre era distinta a la de la madre. Y la del hijo, referida a estas otras dos experiencias, no guardaba ninguna simetrı́a. Padre, madre, hijo, cada uno giraba vitales intereses distintos, con razones comunes de afecto a la cohesión. Frecuentemente, las razones consistı́an en disciplina, desconocimiento y temor al mundo, sensibilidad pareja, semejanzas psı́quicas. Lo evidente es que los dedos de un cuerpo joven y las restricciones morales impuestas por vidas ya agotadas, creaban en el rincón de basura invisibles cı́rculos de aislamiento.
Bajo apariencia de comunión cotidiana, comunión de palabras o gestos, existı́an murallas y fronteras, parecidı́simas a las que se interponen entre dos hombres que hallan idiomas distintos.»
Fragmento de ‘El amor brujo’, de Roberto Arlt (1932) / Fotografía: Ana Asensio Rodríguez